Estudiantes de colegios de toda Galicia descubrieron ayer los secretos de los museos interactivos coruñeses
12 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.En los museos científicos de A Coruña caben las memorias completas de la Tierra. Y las de una foca. Y el acto más grandioso de la naturaleza junto al ser que aunque parezca insignificante cumple su indispensable misión para que el caos biológico sea un orden. Damián Vilariño y Antonio Jiménez, estudiantes de ESO del Instituto de Adormideras, aceptaban el misterio de que el ADN contenga la información de 100.000 páginas -3.000 millones de letras-, pero se resistían a abandonar el museo sin subir a darle la enésima patada a un balón tan científico como las roscas de Fran. Aprender y divertirse En la Casa de las Ciencias el Planetario funcionó a todo ritmo. Y el cielo no se quedó sin estrellas. Desde el instituto Félix Muriel, de Rianxo, llegaron un buen número de estudiantes dispuestos a aprender y divertirse, que es lo que garantizan los proyectos dirigidos por Ramón Núñez Centella, director de los tres museos coruñeses. Entre las visitas de colegiales se colaban, eso sí bien recibidos, grupos de mayores que aprovecharán esta semana para ampliar ese camino sin final que es conocer la ciencia. El Aquarium Finisterrae ofrecía su mejor color azul cuando un grupo de niños se bañaban con la vista y observaban peces inexplicables. En la mañana de ayer, una representación del colegio de Os Rosais, entre otros, invadieron pacíficamente el Acuario. Javier Roo Costas, de 14 años, confesaba su militancia como «chico de ciencias» dispuesto a ampliar conocimientos. ¿Existen las sirenas? Tal vez. Pero lo que es seguro es que las focas, sí. Cuentan su vida en el Acuario de A Coruña.