TURISTAS

La Voz

A CORUÑA

FRANCISCO ESPIÑEIRA FANDIÑO PLAZA PÚBLICA

11 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Ellos son los reyes del verano. Ni el arrugado Georgie Dann, ni el estrafalario King África, ni las macizas del baile de moda,... Hablo de los turistas, esos personajes a los que envidio y odio a partes iguales. A Coruña es ya una pequeña colonia multiétnica en la que conviven especímenes de múltiples orígenes. Y lo digo con conocimiento de causa, porque en estas mañanas grises que tanto gustan a Siniestro Total he oído insultar en casi todos los idiomas del planeta a decenas de viandantes y automovilistas que sustituyen los corteses buenos días por toda suerte de improperios encadenados. Sabemos bien los coruñeses que lo del tráfico tiene difícil solución. Ni enterrando todos los coches -como parece que al final se hará en la plaza de Lugo-, caben los miles de neumáticos que cada día se hacinan sobre el asfalto en busca de ese hueco mágico en el que poder estacionar -aún pagando la no menos molesta ORA- por unos pocos minutos. El problema, molesto en invierno, se multiplica y agrava con la llegada del estío. Matrículas de todos los colores alteran el normal discurrir de los poco pacientes conductores autóctonos. Por eso, la lluvia de millones que anunció el pasado martes el ministro Matas debe tener una compensación. La ciudad será más bonita, pero el alcalde debería premiarnos a todos con una paga extra con la que poder autoexiliarnos en julio y agosto. fespineira.redaccion@lavoz.com