El público español solo se recupera con éxitos como «Ocho apellidos vascos»

MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ

CULTURA

Únicamente cuatro de cada cien filmes aportaron medio millón de espectadores desde 1980, según un estudio

30 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«La industria cinematográfica española necesita una mayor independencia económica y hacer un mayor esfuerzo en materia de transparencia», afirma el catedrático de Historia del Cine de la Complutense [y gallego] Emilio Carlos García Fernández, director del grupo Escine que esta institución académica mantiene con la Universidad Rey Juan Carlos y la de Sevilla, y que el pasado día 18 presentó en la Academia de Cine el informe Marca e identidad del cine español. Proyección nacional e internacional entre 1980 y 2014. Durante este período, se estrenaron 4.000 películas, de las que solo 181 superaron el medio millón de espectadores, predominando entre estas la comedia, con 40 títulos, y quedando en último lugar el musical, con uno solo. Es verdad que hubo éxitos importantes, con notables y abundantes premios internacionales. Anota el estudio que el éxito de Ocho apellidos vascos (2014) ha desmontado ciertas inercias, «pero también ha generado una corriente posibilista a la que se sumaron todos los colectivos e instituciones aplaudiendo la recuperación del público español, cuando se trata de algo todavía excepcional», y las rutinas negativas siguen imperando en nuestra industria.

En cuanto al IVA cultural, el investigador ribadaviense García Fernández opina que debería situarse en torno al 5%, y que la reducción se aplique sobre «el precio de la entrada que paga el ciudadano», ya que sería «un importante aliciente para la reactivación de la asistencia a las salas». Considera que «el espectador medio no es enemigo del cine español» y que el desconocimiento que existe de ese cine es el que motiva que se mantenga el prejuicio existente sobre el mismo, «evidente en muchos casos», aunque reconoce que la percepción ha mejorado.

Estado e industria

Entre las conclusiones del citado estudio, destaca que solo con acciones políticas conjuntas (Estado e industria) se fortalecerían los mercados naturales e internacionales del cine español porque el interno es inestable y dependiente (instituciones públicas, televisión, programas europeos, etcétera) y el externo, además, muy competitivo, «lo que obliga a replantearse el espacio iberoamericano, buscar otros nichos nuevos y ser conscientes de que el sector internacional está muy controlado por industrias sólidas».

Para García Fernández, el reto del cine español es, sin duda, el espacio digital, de manera que la industria deberá elegir entre «afrontar el desafío o escudarse en los problemas derivados de la piratería para no hacerlo». El profesor se muestra categórico al afirmar que, contrariamente al tópico extendido, «la piratería y lo digital no son la causa de la crisis del cine español», ya que el ciudadano consume, prioritariamente, producción internacional, «con una muy reducida proporción de cine español».

Espectro digital

En cuanto al espectro digital, el documento de 800 páginas, con abundantes tablas estadísticas y gráficos, y ocho anexos, demuestra que «los nuevos soportes y plataformas han generado un nuevo público que hay que tener en cuenta para la promoción y difusión de las obras».

Finalmente, opina que la creación de Marca Cine Español y la transformación de la imagen actual de sus públicos se puede lograr «pero siempre que haya interés y voluntad». Se daría mayor nitidez a su actual imagen, buscando un posicionamiento claro. Para ello habría que crear una imagen más positiva, con un enfoque ajeno a la idea de defender una determinada concepción de España, siendo posible gestionar «estratégicamente la imagen de marca cuando alguien representativo, sea cargo institucional o la industria, esté dispuesto a hacerlo o se den los pasos necesarios».

Ha de asumirse, por supuesto, que el espectador «es el destino y a él se dirigen todos los esfuerzos de innovación, calidad, diseño, precio, distribución, publicidad y fidelización». Consideran también los autores del informe que el público «busca calidad, lo que exige que se le comunique y que al ver una película, se certifique». García Fernández concluye su diagnosis invitando a «los profesionales del cine español a una seria reflexión sobre su labor actual».