La brusca abertura de una enorme sima en un prado de la sierra causa preocupación y curiosidad entre los vecinos, a la vez que despierta el interés de los científicos
27 nov 2010 . Actualizado a las 21:50 h.Algunos vecinos de la parroquia de Esperante, en el municipio de O Courel, andan un tanto preocupados desde que un pozo de veintiocho metros de profundidad y unos doce por ocho metros de ancho se abrió repentinamente en un prado, sobre la ladera de un monte, entre los pueblos de Millares y Romeor. Hay quien teme que el fenómeno se repita, porque no es la primera vez que se hunde el suelo en estos parajes. En los montes de la misma zona ya había antes otros agujeros, aunque ninguno de ellos tan grande ni tan profundo como este. Otros se lo toman con más tranquilidad, como una vecina de Esperante que dice con respecto a este suceso: «Non temos medo ningún». Entre ellos están los propios dueños del prado afectado, a pesar del importante susto que se llevaron en su momento.
En las cercanías de la sima no hay ninguna vivienda y nadie sabe con certeza cuándo se produjo el hundimiento. «Debeu de ser cando a gadaña da herba, é dicir, entre finais de maio e primeiros e xuño», dice Mario Gancedo, hijo del propietario del prado, un vecino de Millares que lo utilizaba para apacentar sus ovejas. Según comenta, algún vecino de Romeor oyó uno de esos días un estruendo, causado seguramente por este derrumbe. Cuando Mario se enteró del suceso por un familiar, acudió al prado y quedó impresionado por el gran tamaño del hueco. «Cando mo contaron xa me dixeran que era unha salvaxada, pero non pensei que fose tan grande», explica. Quien se sobresaltó especialmente cuando se descubrió el pozo fue un primo de Mario que atravesaba el prado con frecuencia para empacar hierba en una finca contigua. El sendero por el que solía pasar con su máquina quedó partido en dos por el agujero. Muy poco tiempo antes del derrumbamiento, por otra parte, varios miembros de la familia habían pasado todo el día en el prado, cuidando de las ovejas y disfrutando del paisaje.
El incidente dio mucho que hablar en los alrededores pero tardó bastante en ser conocido fuera de la sierra. Entre los primeros que se enteraron están los miembros del Espeleo Club de Descenso de Cañones (ECDC), que poco después organizaron una bajada al fondo de la sima. Los espeleólogos calculan que en el violento suceso se desplazaron hacia abajo entre 1.400 y 1.800 metros cúbicos de roca y tierra. Los socios del ECDC no creen que el pozo vaya a sufrir próximamente otro colapso parecido a este, aunque apuntan que es muy probable que la boca -formada en gran parte por tierra del prado y en situación bastante inestable- experimente aún algunos desplomes.
Riesgo de accidentes
Mario Gancedo y su familia, que han vuelto al prado en numerosas ocasiones después del hundimiento, tampoco piensan que vaya a haber otro derrumbe de este calibre. A su parecer, el principal peligro que hay ahora es que llegue a producirse un accidente grave por la imprudencia de algún curioso que podría acercarse a la sima sin muchas precauciones. Por el momento, el gran agujero está desprovisto de vallas protectoras o de cualquier otra medida de seguridad.
Por otro lado, Mario Gancedo quiere dejar claro que el prado pertenece al pueblo de Millares, aunque el lugar ha sido mencionado varias veces como la sima o el pozo de Romeor debido a la proximidad con esta última aldea, conocida por un túnel minero de la época romana.