Ayer y hoy

Miguel García DESDE LA GRADA

CDLUGO

Carlos Castro

02 ene 2022 . Actualizado a las 21:11 h.

Mis dos equipos del alma frente a frente. Uno en el inicio, en los comienzos como aspirante a futbolista en la Escuela de fútbol de Mareo, indiscutible marco formativo deportivo y personal. El otro ya como jugador profesional y en el final de mi vida como futbolista. Los dos rojiblancos. Un Sporting - Lugo en El Molinón, obedece a un capricho del fútbol, a una fantasía, a un sueño, a una coincidencia mágica, porque uno está un peldaño por debajo de su historia y el otro como mínimo uno por encima de la suya. Equipos y aficiones con una sana deportividad, yo diría con un idilio eterno y con un amor inquebrantable desde que Caballero dejó mudo Montilivi. Nadie es forastero en Gijón, pero un lucense mucho menos. Pero en el verde, ya sabéis, no se conoce a nadie y eso es lo que sucedió.

En la primera parte no pasaron muchas cosas, si bien el Lugo casi con un pie en el vestuario dejó resuelta una primera parte más que digna. Lo que siguió fue otro sueño porque por momentos los lucenses fueron muy superiores, tanto que pensaron que ya todo estaba resuelto y lo pensaron porque era cierto lo que se veía. Un equipo con personalidad, con las ideas claras, moviendo el balón con inteligencia y minimizando a un equipo local inseguro y entregado por momentos.

El fútbol como la vida, es lo que vives en ese momento porque dos minutos sirvieron para quebrar el argumento anteriormente expuesto. Gol local y expulsión visitante, para no creer. Se rehízo rápidamente cuando parecía que todo se venía abajo. No es fácil tener bajo control la situación y sufrir dos revolcones consecutivos. Solo pueden superarlo los equipos con identidad, genio y carácter. Dejarse ir es lo más cómodo y no fue así. Todo acabó en empate, con una segunda parte que dio para mucho, para comprobar que los lucenses vuelven con el mismo arrojo que el año pasado, para confirmar que siguen con el mismo ánimo, trabajo y determinación, para verificar que es un equipo hambriento, ansioso, ávido de triunfos y que incluso en inferioridad no perdió nunca la cara al partido y tuvo más opciones que el rival. Sigue compitiendo, porque no dejó de hacerlo desde que comenzó la temporada, sigue empatando. Cambiar competir por ganar no sé si es posible. Nunca vi a un equipo que ganara sin competir. Hoy firmó un gran partido en un estadio majestuoso ante un equipo histórico.

Ya se dio pistoletazo a la segunda vuelta. Ya sabéis, son todo prisas por llegar a los objetivos. Conviene serenidad, sosiego y confianza. Feliz 2022 a todos.