Dimensiones reconocidas

Carlos Melchor AL OTRO LADO

DEPORTES

04 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Junio de 2009. El Lugo salta a la actualidad deportiva después de mucho tiempo desapercibido por el futbol español. La razón: había realizado un fichaje mediático. Quique Setién recalaba en la ciudad de las murallas y la noticia rebotaba rápidamente. Carlos Mouriz había conseguido atar al santanderino después de un largo cortejo y una comida a medio camino en Ponferrada. Una contratación verdaderamente ilusionante que se estrenaba un 30 de agosto en el Ángel Carro contra el Mirandés. Era el inicio de un viaje maravilloso, repleto de momentos inolvidables, comandado por el hombre que enamoró a una afición dormida y acostumbrada a conformarse con un segundo plano en el que no molestase a nadie. De puntillas, sin hacer mucho ruido. Eso era el Lugo hasta la llegada de Setién. No se entendía muy bien su forma de ver el fútbol en una Segunda B en la que siempre habían primado otras cosas, el otro fútbol. Un recordado 0 a 5 en Pasarón y un fútbol vertical y entretenido comenzaron a enganchar a más gente que tenía curiosidad por ver a un Lugo desatado y sin complejos. El Barcelona de Segunda B, lo llamaban. Días de vino y rosas. Hasta que llegó lo que pudo haber supuesto el punto de inflexión de la historia reciente rojiblanca: 9 jornadas seguidas sin ganar que lo hundían en la clasificación. En lugar de un cese, Setién recibió la renovación. Un espaldarazo en toda regla que situaba su figura muy por encima de los resultados. El resto de la historia la sabemos todos. La unión Setién-Lugo fue una tormenta perfecta. No solo futbolística. Su implicación en la vida de la ciudad, su orgullo por sentirse un lucense más y su fidelidad a un proyecto de un equipo de provincias lo catapultaron a la figura de mito en estos lares. Nos emocionamos con sus lágrimas y nos lamimos las heridas juntos. Una simbiosis difícil de ver en esto que llaman futbol moderno. La última singladura será el domingo en Girona, seis años después de su llegada, todos somos responsables de conservar su legado futbolístico y valorar que haya puesto a Lugo en el mapa. Estaremos agradecidos de por vida a don Enrique Setién Solar, al que consideramos un lucense más.