El lento aterrizaje de Gerard

Murillo EN ROJIBLANCO

CDLUGO

15 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie puede ignorar el delicado momento de juego y resultados del Lugo. Negarlo es faltar a la realidad. Silenciarlo es mirar para otro lado y volver a la típica postura de avestruz del homiño de Lugo, ese ser cavernícola anclado en el vasallaje al cacique de turno. Quererle al Lugo no es ser un palmero irreversible, del amén y el aplauso permanentes. Quererle al Lugo, es tratar de ser objetivos en cada instante con la realidad que nos rodea. Forma parte de un credo: la libertad de expresión. Y denunciarla para corregirla, si se puede, pero nunca silenciarla, con premeditación y alevosía. Eso sí es de cobardes y malos lucenses.

Aclarados los conceptos, volvamos a la realidad que nos ocupa y preocupa. El Lugo de los dos últimos desplazamientos ha confirmado la dicotomía de este equipo: el de fuera y el de casa. ¿Por qué y a qué se debe el bajón del equipo viajero con arreglo al del Anxo Carro? Esa respuesta y su corrección corresponden al cuerpo técnico, y nadie mejor que el mismo para tratar de lograrlo. Y me consta que en ello se está tratando de encontrar soluciones más o menos próximas. El calendario inmediato ofrece la doble oportunidad de recibir a orillas del Miño a Girona y Mirandés. El primero, con su leyenda de bestia negra de los lucenses. El segundo, descendido en el cierre de la última temporada en el mismo escenario, rehabilitado en los despachos y hoy protagonista de una campaña de chapeau. Sancionado Pita, entre Álvaro Peña y David López están los dos candidatos naturales a tomar el timonel del equipo. Setién recupera a una de sus piezas indiscutibles, Iriome, y la posible convocatoria de Luis Fernández podría contribuir a rescatar algún olfato de gol. El burelense lo tiene. Mouriz está en plena faena de fichajes, y ya hay un cambio de cromos en el lateral zurdo: se va Samu de los Reyes al Llagostera, y llega el ourensano Seoane, cedido por el Dépor, un jugador que puede reverdecer sus laureles triunfales del ascenso a Primera con Fernando Vázquez. El equipo tiene que salir a partirse el alma, porque una victoria rompería no solo maleficios, sino devolvería moral balsámica. Y el aficionado a llevar en volandas a su equipo. Entre tanto, el lento aterrizaje de Gerard por una absurda norma de pagar al contado, cuando en una venta hay que contemplar todas las posibilidades. Y los plazos es una de ellas. Y hay algo que intriga al aficionado: ¿hasta dónde va a llegar la intervención directa del nuevo dueño del club, en el apartado inmediato de fichajes y refuerzos? Porque sí que nos jugamos nada más y nada menos que una militancia única.