Tras un tercio de competición disputado, la mitad de los puntos necesarios para cumplir el objetivo de la salvación conseguidos y estar viviendo un sueño. Ese podría ser el resumen de los 3 primeros meses de competición liguera del Lugo. Con el merecido triunfo obtenido en Ponferrada, el botín asciende a 25 puntos que sirven para permanecer instalados una semana más en los puestos de privilegio de la tabla. La localidad berciana está cerca de convertirse en lugar santo para los rojiblancos con un pleno de victorias en El Toralín en Liga Adelante. Una peregrinación ligeramente menor en número que la histórica invasión que se produjo en el mes de enero, con un clima de total hermanamiento entre las dos aficiones. La cercana visita a Riazor quizás podría ser la explicación. Esta nueva faceta viajera de la afición lucense en los últimos años se caracteriza por una animación sin descanso, por la creación de ambientes completamente festivos y aun a mayores el disfrute que proporcionan los resultados positivos. No mucho tiempo atrás, acompañar al equipo en cualquier desplazamiento era sinónimo de cero en el marcador y salir derrotado. El impresionante bagaje de resultados lejos del Anxo Carro borra de inmediato aquel recuerdo. Y es que cuando las cosas están de cara, todo va rodado. Sale todo. Hasta Pablo Sánchez, el jugador más bajo de la plantilla, es capaz de meter un gol de cabeza dentro del área pequeña con su escaso 1,70 metros. «Estamos con un punto de suerte» reconocía Setién en rueda de prensa al concluir el partido. Seguro que es así, pero la suerte también es para quien se la trabaja. Como afirmaba el mítico golfista Gary Player, «cuanto más entreno, más suerte tengo». Próxima etapa del tríptico norteño: matinal del domingo con el Sporting de Gijón. A seguir entrenando pues.