El temporal dio una pequeña tregua al Lugo y al Castilla, aunque solo fue minoritario el beneficio: el mal ya estaba hecho, porque el diluvio había pasado factura. Pero ni Lugo ni Castilla decepcionaron por su intrepidez, buscando las áreas adversarias sin concesiones. Ganó el espectáculo y los entusiasmados aficionados lucenses, que obtuvieron un premio gordo. El Lugo tuvo que romper su guión habitual, aprovechando los números de su rival: máximo goleador (segundo) y goleado. Jesé apagó la euforia inicial del gol de Víctor Díaz, y Juanfran sacó un misil desde la frontal para lograr el 1 a 2. Por la banda derecha llegaron los dos goles merengues. Otra vez Óscar Díaz sacó petróleo de su constancia ejemplar: un penalti y su correspondiente ejecución con suspense. El primer tiempo fue apoteósico. Los de Toril llegaron con más peligro. Insuficiente para doblegar el excelente juego de apoyos y engarce de los lucenses. Setién volvió a sorprender con el debut de José Juan bajo palos, y los dos posteriores de Iván Pérez y Fran Sol, que fue decisivo para su equipo marcando el tercero. Quique no tuvo complejos de tirar de los menos habituales y le salió redondo. El crédito se gana en el campo.