«Oio moi pouco, pero distingo cando falla unha peza»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

ZAS

FOTO VIDAL

FOTO CON HISTORIA | La banda de música de Meanos estuvo activa en los años 40 y 50. Quedan dos supervivientes: Fidel Amigo es uno de ellos

16 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Foto. La banda original. La imagen de Vidal, aportada al Concello de Zas por Xosé María Lema, fue incluida en la sección Zas polo miúdo, en la que también participa Evaristo Domínguez. Justamente en ese recordatorio de la historia de la parroquia se referencia la existencia de la banda, que ayer uno de sus integrantes vivo citaba como «Amigo y sus muchachos», denominación que heredaría una orquesta posterior. Fue célebre en los años 40 y 50. Un vecino de la parroquia explicaba que buena parte de las casas, en aquellos tiempos, tenían a algún músico o algún familiar, pero con la emigración, sobre todo a América, esa tradición se fue deshaciendo.

El protagonista. Fidel Amigo Seoane. Es el primero por la derecha, sentado, con la caja sobre la pierna. Tiene 93 años y reside en Santa Comba, a pocos kilómetros de su Meanos natal, en Zas. Ahí lleva ya 68 años, y ahí trabajó en diversos oficios. La música fue uno de ellos, pero es más conocido en la zona por haber tenido, muchos años, la concesión de Peugeot, muy cerca de la plaza central de la localidad. Tiene tres hijos (un varón y dos mujeres) y ninguno ha querido seguir la senda de la música, tan enraizada en las generaciones anteriores. Pero parece que sí lo hará (aunque es pronto para asegurarlo) un nieto, muy bueno con el acordeón, confesaba ayer su abuela y esposa de Fidel.

ANA GARCÍA

La historia. Fidel Amigo fue cantero, albañil, mecánico de maquinaria agrícola y otras, mecánico de coches, propietario de un conocido taller en Santa Comba, donde reside desde hace casi 70 años... «Tivo moitos oficios», explicaba ayer su esposa, ayudando en la conversación con su marido, que ha perdido mucho oído y algo de memoria, pero aún tiene buena vitalidad para su edad. Y, curiosamente, una sensibilidad especial para la música, que esa sí que no ha perdido: «Oio moi pouco, pero distingo cando falla unha peza», explica.

Si ve una banda, una orquesta o un conjunto, como ocurrió recientemente en Louro, detecta de inmediato dónde ha fallado un acorde, dónde ha habido un desafino... Seguro que influye el hecho de haber vivido la música desde pequeño, cuando empezó con su padre y su padrino en una banda de Meanos, donde había mucha tradición.

Los recuerdos se le agolpan al recordar sus inicios, cómo le fueron enseñando a tocar la caja, las nociones de música, los gaiteiros (su padre lo era), las actuaciones que hacían por toda la comarca y en algún punto lejano, «pero sen saír nunca de España». Recuerda actuaciones en Vimianzo, en Pasarela, en Ardaña, en Carreira...

Hay detalles que ya se le empiezan a escapar, como cuando empezó realmente, «tería 7 ou 8 anos, por aí», aunque para entrar en la banda esperó algo hasta los 12 o 13, aproximadamente.

Lleva la música en la sangre, y así lo reconoce. Tuvo parones de muchos años, pero nunca lo dejó del todo. A veces coge su caja, su tambor, y toca algunas piezas en otra casa que tiene casi al lado de la que vive. Ayer mismo usó las baquetas de la caja con gran soltura. Pero lo suyo no ha sido solo la percusión, sino que también ha tocado la gaita. Ya tenía buenas nociones desde pequeño, aunque fue en una época relativamente reciente, ya de mayor, cuando se dedicó más a ello. Tanto, que estuvo unos cuantos años formando parte de la Nova Charanga, un conjunto de Santa Comba que a principios de este siglo aún amenizaba muchos actos por la zona. Quienes asistieron a la Festa dos Maiores de Zas, o a numerosas romerías, los recuerdan bien.

Fidel no es el único que queda vivo de quienes aparecen en la imagen. También lo está José, que vive en Grixoa, en Vilar de Céltigos (no confundir con Grixoa de Esternande, en el mismo municipio), cuya carrera musical también fue importante, siendo miembro de otras bandas con posterioridad. Como tantos vecinos, tuvo que emigrar, en su caso a Brasil.

En la historia de la parroquia de Meanos publicada por el Concello en Zas polo miúdo, Xosé María Lema y Evaristo Domínguez señalan que «a xente aínda lembra hoxe ao seu director, Constantino, a quen se lle puxo de alcume Morra o conto, por ser esta a frase que repetía ao acabar de tocar algunha peza (‘A ver, logo; morra o conto e veña un vaso de viño’). Tamén se recordan outros compoñentes, como Manolo, O Manquiño, etcétera».

Formó parte de la Nova Charanga, un grupo de Santa Comba que actuó hasta hace poco