La comarca basculó entre el interior, por la Rapa, y la costa, por el Carmen

C.V. / M.L. CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

El calor hizo más duro el trabajo de los aloitadores en A Areosa, en Vimianzo

18 jul 2022 . Actualizado a las 12:43 h.

Hasta el descanso, obligado por el calor y el puro cansancio, unas quince personas, entre las que había tres chicas, se dedicaron a tumbar a las yeguas dentro del curro para cortarles las crines. Es un trabajo que hacen todos los años los miembros de la asociación Monte do Faro, que gestiona la mayor manada de equinos de la zona. Esta labor es desde hace años un espectáculo solo parado por la pandemia y que ayer se recuperó con un gran éxito de público. Hasta el campo de A Areosa llegaron los conocedores de la Rapa das Bestas y también algunos grupos de turistas medio despistados, procedentes mayoritariamente de la meseta, asombrados de lo que estaban viendo. Fue el acto más llamativo del interior, que tuvo que competir con el Carmen.

Bajaron del Monte Faro y Cures unos 120 animales ya el sábado. Quedaron arriba otros 20 que no hubo modo de guiar hasta el recinto de A Areosa. Primero separaron los potros, por los que hubo pujas, y después se procedió al trabajo duro de los aloitadores, que consiste en someter al animal tumbándolo de lado para poder raparlo. En este tiempo de covid han seguido con los trabajos para desparasitar la manada, pero, eso sí, sin público.

La rapa es el momento álgido de la fiesta. Comenzó con cierto retraso, quizá esperando que bajara el calor, pero transcurrió sin más incidentes que algún que otro golpe. Antes hubo comida, con pulpo, y churrasco, y después, juegos infantiles.