«Participé en la guerra de Kosovo efectuando el embargo de armas»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

BASILIO BELLO

Juan García Calderón tiene una larga carrera en la Armada y ha participado en numerosos conflictos internacionales, así como en la defensa de pesqueros españoles de la piratería somalí

25 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice Juan que de las cosas que más le han impresionado en sus treinta años de carrera en la Armada, fue sin duda toda la maquinaria que se activa cuando un buque es atacado por los pirata somalíes. «Desde la Armada tratamos de llegar cuanto antes al barco -a poder ser, antes que los propios piratas- y, si ya han sido secuestrados, tratar de liberarles con el menor número de bajas posible. Pero es que al mismo tiempo, desde el Ministerio de Defensa se activa todo un protocolo con otros países para conseguir información real de la situación de ese barco y las posibles negociaciones. Es increíble con qué poco tiempo se activa una maquinaria tan compleja, y con éxito», relata Juan.

Tiene 55 años y, aunque oriundo de Andalucía, tiene una honda vinculación con Soneira, pues su mujer es de Vimianzo. En la actualidad trabaja activamente en la base naval de Rota, en Cádiz. Durante una buena temporada participó activamente con la flota española en la protección de los pesqueros que faenaban en el Índico en busca de los bancos de atún. «Hay cuarenta o cincuenta barcos españoles que van formando un círculo -a gran distancia unos de otros, claro- y tú vas en un punto central a modo de protección de todos ellos», apunta el andaluz, quien afirma que uno nunca llega a estar preparado al 100 % para ese tipo de situaciones, pese al férreo entrenamiento al que son sometidos. «Te entrenan para situaciones de todo tipo y cada día hacemos ejercicios simulados de combate, enfrentamiento y rescate. Cuando llega el momento real hay miedo y preocupación, claro, pero tienes mucha más confianza, porque estás muy preparado. Nunca está uno al 100 %, pero hay que tratar que ese porcentaje sea lo más alto posible».

Formar parte de la mayoría de conflictos internacionales en los que el Estado Español ha participado en los últimos años puede parecer estimulante. Una gran aventura a bordo de grandes navíos. Sin embargo, por lo general son sometidos a durísimas condiciones que requieren de una fortaleza mental encomiable. «Estar allí [en aguas somalís] cinco o seis meses seguidos es duro, por las condiciones físicas que requiere ir en un buque de la Armada. Es una unidad que no está pensada para ir cómodos, sino para combatir, para situaciones extremas. Ya en cuestiones de clima es duro navegar por esas aguas, pero a ello hay que sumarle las condiciones extremas que vivimos. Seremos unos 250 tripulantes, hombres y mujeres, sometidos a mucha presión, aunque lo importante en todo momento es completar la misión».

En Perejil

Durante los últimos 25 años Juan ha estado en buques de primera línea, los primeros en acudir a una zona de conflicto. La OTAN, de la que España es miembro, tiene un grupo naval patrullando las costas del Atlántico, y otro en el Mediterráneo. Por lo general hay siempre un buque español, e incluso comandado por un español. «He estado en conflictos como la guerra de Yugoslavia o la de Kosovo, donde la misión era efectuar el embargo de armas. En este caso países comunistas hacían contrabando de armas para, por así decirlo, que los dos bandos se enfrentasen entre sí. Nuestra misión era bloquear el mar Adriático con la intención de frenar la venta de armas y que la guerra se terminase cuanto antes», relata Juan, que también estuvo en la guerra de Irak, en el Golfo Pérsico e incluso en el famoso conflicto del islote de Perejil.

Vertiente literaria

Tanto viaje alrededor del mundo le ha dado un bagaje y una experiencia que él ha querido reconvertir en papel a través de las letras. «Me gusta mimetizarme con los países que visito. No dejo pasar la oportunidad de descubrir la cultura, las gentes y las costumbres en mis viajes. Eso me ha dado mucho argumento para otros libros que quiero publicar sobre mis vivencias personales».

Habla de otros libros, porque su primera novela está ya pasando las últimas fases para su publicación. Las fronteras del mundo es una historia novelada con ambientación en la España del siglo XV para la que necesitó más de 5 años de investigación. Con personajes y acontecimientos completamente verídicos, ha creado 800 páginas de pura historia española en la que recoge aquellas figuras que fueron olvidadas por las crónicas históricas.

No cree que la de escritor o periodista sean vocaciones frustradas, pero sí se considera una persona curiosa, a la que le gusta conocer las peripecias de la gente común. De hecho, está recopilando testimonios de gentes de la Costa da Morte para un libro en el que le gustaría recoger esas pequeñas historias que, como la de él mismo, marcaron la diferencia desde la discreción y desde la sombra. Una especie de tributo a todos ellos, y una voz para difundir sus aventuras.