Mucha emoción en el homenaje a los malpicáns prisioneros en Mauthausen

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

BASILIO BELLO

En el exterior de la Casa do Pescador se descubrió una placa en su memoria

23 ago 2020 . Actualizado a las 18:12 h.

«Había moita emoción na sala», resumió Héctor Pose, profesor en la Universidade da Coruña, autor de Aquela xente digna, el libro presentado el viernes por la tarde en la Casa do Pescador de Malpica en el homenaje a los tres malpicáns que fueron prisioneros del campo de concentración nazi de Mauthausen: Antonio Suárez Blanco, Coruña: Luis Rodríguez Villar, Luis de Rogita, y Antonio Fariña Chouciño, Antonio da Rosa.

Estos tres son los protagonistas dignos de ese tiempo infausto plasmado en las letras de Pose, en un relato largo, hipnótico y de rápida (y obligatoria) lectora, pero no los únicos: también los otros 63 que se fueron de Malpica por mar entre el 37 y el 38, con proa hacia Francia, en tres grandes lanchas hacia tierras francesas para evitar la represión franquista por su pasado sindicalista o republicano. Y todos fueron recordados en la charla que impartió el propio Pose, además de con la placa descubierta en su memoria en el exterior de la Casa do Pescador, en un acto organizado por el Concello y la Asociación para a Recuperación da memoria Histórica, con los máximos representantes de ambas entidades, junto a la cofradía, además de ediles como la responsable de Cultura o Alfredo Cañizo (su abuelo, al que no conoció, timoneaba el Rocío, uno de aquellos tres barcos), y por supuesto los familiares de los presos.

Los tiempos actuales obligan a mantener distancias que redujeron la afluencia, aun así multitudinaria, y más que había sido de poder llenar la sala (hubo quien se quedó fuera por falta de espacio). Entre esos asistentes, herederos directos o indirectos de algunos de aquellos 66, que contaron (quienes lo desearon) brevemente su historia o sus impresiones. «Foi moi emotivo», resume Pose Porto, quien destaca como llamativo que un acto tan necesario de reconocimiento haya tardado tantos años en celebrarse. Uno de los testigos, por cierto, fue el escritor Manuel Rivas, muy comprometido en cuestiones relativas a la memoria histórica (y a tantas más). Pose recordó que las generaciones actuales son lo que son en buena medida gracia al trabajo, a la lucha, de esos antepasados, por ejemplo a la hora de conseguir mejores condiciones laborales o de infraestructuras en el puerto, por eso el acto también sirvió de «chamamento á conciencia comunitaria».