El desplome del techo de una capilla de Zas alerta del riesgo patrimonial

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

Ana Garcia

Inmuebles religiosos y civiles necesitan reformas urgentes para evitar su deterioro

01 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En la mañana de ayer, vecinos del lugar de Follente, en la parroquia de Mira (Zas) descubrieron que el techo de la capilla se había venido abajo. Probablemente ocurrió en la misma noche anterior. Ya estaba en mal estado, así que la sorpresa fue relativa, aunque nada agradable. El párroco, Francisco Gómez-Canoura López, que además de Mira se encarga de otras nueve parroquias del municipio, explicó ayer que ya estaba previsto arreglarla. De hecho, parte del tejado ya había cedido, aunque se sostenía apoyado en la bóveda. Pero acabó desplomándose. Estos acontecimientos han apresurado más las obras, y ayer mismo ya las gestionó, para que se lleven a cabo cuanto antes.

La caída del tejado de la capilla es una llamada de atención sobre el estado de conservación de muchos edificios de la zona, religiosos y civiles, públicos y privados, que necesitan con urgencia reparaciones para que no se deterioren más o no se vayan definitivamente abajo, como ya pasó con más de uno en los últimos años. A veces, por desidia, pero muchas no: a menudo sus responsables son conscientes de que hay que actuar, pero no tienen dinero. Como comentaba ayer un sacerdote de la zona, no todos tienen 130.000 euros como en la parroquia de Malpica para acometer obras, también muy necesarias, en la iglesia parroquial y sobe todo en la capilla de Santo Hadrián, donde las filtraciones y el paso del tiempo comenzaban a hacer mella. La gran mayoría van poco a poco, con obra menores, algunas ayudas del Arzobispado y el esfuerzo o la generosidad de los fieles.

La capilla de Follente ahora apenas tiene uso, salvo en días determinados de fiesta como el 29 o el 30 de junio, por san Pedro. Pero lo tuvo, y mucho, porque fue iglesia de la parroquia de Follente, extinta ya desde mediados del siglo XIX, como explicaba ayer el párroco, tras su integración en la de Mira. Incluso se conservan las tumbas del cementerio que la rodeaba, como era habitual antiguamente. Su adscripción al llamado pazo anexo (en realidad, una casa solariega con relevancia histórica al que se le suele dar título pacego) no es tal, pese a que en la práctica siempre hubo una relación directa entre los titulares del inmueble y el edificio religioso.

En Mira también se desplomó, hace un tiempo, el techo de la rectoral, cuyo estado general tampoco era muy bueno. Gómez-Canoura ha pedido informes para ver qué se puede hacer, al menos lo básico.

De las que ya no tienen remedio a las que aún hay tiempo para actuar y evitar que desaparezcan

 

 

Hay capillas que ya no tendrán remedio, como la de Santa Marta de Soandres, cuyo esplendor se dejó ir y solo quedan los muros. Otras parece que van por el mismo camino, como la de A Estrela, en Monteagudo, a un paso de Caión, y siempre muy vinculada a Bergantiños. De gran tamaño, y paredes aún solventes, el interior abierto se deshace como su antiguo peso en la historia comarcal. Otras ya no tendrán remedio, como la de San Miguel, en Coucieiro Muxía, y eso que no hace tantos años que aún se daba misa en ella.

Sin necesidad de llegar a ejemplos extremos, algunos inmuebles entran ya en alerta, como la rectoral de Corcoesto, que acaba de entrar en la lista roja de Hispania Nostra del patrimonio en peligro. Las rectorales, más en unos sitios que en otros, van tan a menos como curas que las habiten. Y en las iglesias y capillas es necesario actuar, como ya se está haciendo en algunas, o se ha hecho (en determinados casos, devolviéndoles la juventud perdida). En la iglesia de Lamas entra agua, y el párroco ya anuncia que la va a arreglar. La capilla de Montetorán, en Bamiro, también necesita obras urgentes, sobre todo por el tejado.

La casa del llamado Almirante Mourelle de Corme, legendario marino del que está a punto de cumplirse el 200 aniversario de su fallecimiento, se beneficiará, al fin, de una reforma necesaria y pendiente desde hace muchos años, ya que los fondos del nuevo parque eólico lo harán posible.