Eva Añón, doctora en Historia del Arte, dio un gran salto personal y profesional en los últimos años. Natural de Laxe, reside en Palma de Mallorca y se dedica a la formación digital
06 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Es difícil definir el trabajo de Eva Añón, sobre todo si se analiza el trabajo con ojos del siglo pasado. Pero los tiempos han cambiado, y más que lo harán. Básicamente es consultora estratégica digital. Pero esta definición admite más radio: Eva, que tiene 46 años, es de Laxe y vive en Palma de Mallorca desde hace 15, es sobre todo formadora en redes sociales para el sector salud. No solo eso, porque también enseña a otro tipo de empresas y profesionales, aunque la rama sanitaria está más presente. Habitualmente en sus cursos se la define como social media strategist. A los médicos y especialistas sanitarios los dota de herramientas para saber desenvolverse en el cada vez más necesario universo digital. Twitter, LinkedIn, los blogs... Todo ello está en su carpeta de formadora. Las competencias digitales plenas forman parte sustancial de los cursos previstos para este 2019.
Hasta aquí, todo normal: es necesario ir con los tiempos y alguien que ejerza esa docencia. Lo curioso del caso de Eva es que ella es doctora en Historia del Arte. En concreto, gran especialista en el arte religioso de la tierra de Nemancos, que abarca sobre todo la comarca administrativa de Fisterra, a la que dedicó mucho tiempo de investigación. Por tanto, su medio de vida es todo un salto desde cualquier punto de vista. «Un cambio radical. Yo creo que la reinvención, reinventarse, es la clave», asegura desde Baleares, poco antes de coger un avión, medio de transporte que forma parte de su trabajo y vida que la lleva constantemente de un lado a otro. «Hay que actualizarse. A mí me ha salido bien. Me ayudó mucho el hecho de que siempre tuve habilidades tecnológicas. Es un campo que me gusta mucho», explica.
La transformación fue en muchos sentidos. Quizá la que menos, en la necesidad de formar, algo que va más o menos implícito en su carrera. Lo de las nuevas tecnologías y el área sanitaria vino después. La comunicación la lleva en la sangre. Los últimos cinco años han sido decisivos.
Ya queda muy atrás en el tiempo cuando acabó la carrera, empezó periodismo (tuvo que dejarlo), siguió con la tesis en Historia del Arte, trabajó en el Xacobeo, se fue a Palma, hizo un posgrado en márketing digital y community manager... Casada con un médico de familia, empezó a explicarle a sus compañeros aspectos de las redes sociales que les eran muy necesarios y desconocían. Descubrió que ahí había un sector que precisaba formación, que la demandaban y que el producto podría funcionar. Estuvo en una agencia de comunicación; comenzó su colaboración con la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que se mantiene desde el 2015, primero con talleres y ahora con su congreso... Fue conociendo a gente, entablando relaciones, y en poco tiempo esa era su principal ocupación: formadora freelance, talleres en sociedades científicas y sociedades de pacientes... Y hasta hoy, que no para. Por eso dice que la reinvención es necesaria. Que lo de ser solo una cosa, aquella para la que has estudiado, ocurre, pero no siempre, y la actualización es fundamental. Y le gusta. «Estoy feliz. Me hubiera encantado dedicarme a la investigación, pero mi tesis no le interesó a nadie para publicar, no había plaza en la Universidad, y aquí estoy». Es el resultado de una concatenación de hechos vitales. Incluso el traslado a Palma lo es, porque su marido es de Zaragoza y lo conoció cuando hacía el MIR en Santiago. La lluvia no les gustaba demasiado y allá se fueron, donde había más trabajo y más sol. Sin problemas de adaptación, además. Conste que Laxe está siempre presente en su vida, y acude a la Costa da Morte con mucha frecuencia. «Es el mejor refugio para el estrés», dice. Los paisajes, los faros... Por supuesto, la familia. Y, de vez en cuado, también con citas profesionales en Galicia.