Clara Pampyn: «La vida de bailarina está más cerca de la tierra que del cielo»
CARBALLO
Nueva función del FIOT, parte de su ciclo OTNI: «Las bailarinas no tocan el cielo: las que bailan», hoy, a las 20.30 horas. Habla la intérprete y directora
26 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Habrá esta semana en Carballo mucho teatro, mucho FIOT. Sala, microteatro, teatro de calle... y de nuevo, dos piezas del apartado Obxecto Teatral Non Identificado, el OTNI. La primera, hoy mismo, a las 20.30 horas, en el salón de actos del Pazo. Una función de 40 minutos que lleva como título Las bailarinas no tocan el cielo: las que bailan, con la madrileña Clara Pampyn como intérprete y directora. Con ella, cofundadora además del colectivo La Imperfecta, charló Fran Rodríguez en Radio Voz:
—Tenemos que decirle bienvenida de nuevo. Hizo en julio una residencia en el Pazo carballés, y ahora llega con un avance.
—Estuve súper a gusto, me encanta volver. Pude conocer lo distinto que puede ser la profesión en Galicia con respecto a Madrid o Barcelona. Se hablan de otros temas.
—Pregunta obligada: ¿por qué las bailarinas no tocan el cielo?
—Porque la vida de bailarina es una vida dura. Maravillosa, también, pero más cerca del suelo, de la tierra, que del cielo. Eso, muy al contrario de lo que pensamos quizás por la tradición del ballet, que las bailarinas tratan de elevarse. Las contemporáneas trabajamos más con el peso, es una especie de metáfora.
—¿En su investigación hai bailarinas y bailarines? Se ha nutrido de unas 40 experiencias.
—Sí, un montón, y de varios lugares de España, Madrid, Barcelona, Galicia... Hice muchas entrevistas y uso sus palabras, la gente lo podrá ver. Voces que tocan temas comunes a otras profesiones, porque he hecho otras aperturas de esta obra y gente que no se dedica a la danza también me ha dicho sentirse identificada. El cansancio, la vida loca que llevamos... Muy interesante incluso para quien no se dedique a ello.
—¿Es danza y también teatro?
—La obra está dividida en dos partes. En una uso más el cuerpo, una especie de archivo de memorias de movimientos: nada es de nadie y todo es de todos. En la segunda parte hay más palabra.
—El amor, la fe, el poder o el paso del tiempo... Mucho mensaje.
—La palabra me ayuda a comunicar todo eso también.
—Ha reflexionado en esta obra sobre la posición que ocupan las bailarinas en los marcos de trabajo contemporáneos.
—Sí, y tengo más preguntas que respuestas. Siempre que se habla de precariedad o problemas en artes escénicas, se suele hablar de los artistas que lideran esos proyectos, se piensa poco en las personas que trabajan para esos artistas. Estructura vertical.
—Todavía es un proyecto abierto. ¿En qué fase está ahora?
—Tras año y medio de investigación, la pieza se estrenará en Madrid a finales del 2024. Lo que siento que necesita ahora es más de creación.
—¿Para qué público lo enfoca?
—Para quien se dedica a las artes escénicas, pero también para todo público con interés por una obra sobre trabajo y cómo lidiar con él en este mundo. Todas trabajamos.