«Aquí están os nosos ósos, esperando polos vosos»

CARBALLO

En esta tumba de Sofán ahora hay plantas que cubren un aviso
En esta tumba de Sofán ahora hay plantas que cubren un aviso Ana García

ESPECIAL DÍA DE DIFUNTOS | En Sofán, Carballo, las flores se comen una inscripción premonitoria. En los cementerios de la Costa da Morte quedan tumbas que avisan as los vivos de lo que les espera, o lápidas que adelantaban nombres

29 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace casi 50 años, en 1973, Televisión Española emitía el programa Raíces, que indagaba en las tradiciones culturales y sociales de aquel país tan diferente hace medio siglo. En uno de ellos, que aún se puede ver buceando por los archivos digitales, el cura Saturnino Cuiñas, el impulsor del Berro Seco y guardián de la tradición, toca la pandereta al lado de una lápida del cementerio de Cesullas (Cabana) en la que se puede leer: Saturnino Cuiñas, cura que fue.

Efectivamente, el párroco había dejado escrito su nombre en el nicho en el que sus restos siguen reposando, pendiente de concretar la fecha. Puede parecer una excentricidad, pero se han dado varios casos así en la zona. Una comarca (Bergantiños, Soneira y Fisterra, además de Cerceda) con unos 200 cementerios en los que la casuística es enorme. Y ocurre además que ese tipo de previsiones ocurrieron hace mucho, con lo que los que iban a ser futuros ocupantes son ahora viejos inquilinos. Así pasó al menos en un nicho de Entrecruces (Carballo), en otro de Vilar, Zas (en su mejor panteón), y tal vez en otro de Fisterra. En el nuevo, nunca inaugurado, donde está marcado el nombre de un francés y su probable muerte en el 2016: tal vez volaron por allí sus cenizas, o fue un simple recordatorio.

Saturnino Cuíñas, cura de Cesullas-Cabana, toca la pandetera en el programa «Raíce»s de TVE en 1973, al lado de la lápida de su futuro nicho y que ya lleva su nombre
Saturnino Cuíñas, cura de Cesullas-Cabana, toca la pandetera en el programa «Raíce»s de TVE en 1973, al lado de la lápida de su futuro nicho y que ya lleva su nombre IMAGEN TVE

En Sofán, en una de sus tumbas más antiguas (por tanto, en tierra, como siempre se hizo hasta mediados del siglo pasado en buena parte de los camposantos de las parroquias de la zona), una lápida tiene inscrito lo siguiente: «Aquí están os nosos hosos [sic], esperando polos vosos». Y debajo, el nombre del propietario y sucesores.

Crecen la plantas

Pero esa tumba ha quedado definitivamente olvidada, ya que sobre ella crecen ahora plantas. No amapolas como el símbolo de los caídos en tierras del norte de Francia en la Primera Guerra Mundial, sobre las tumbas de los soldados abatidos, sino geranios y las llamadas crestas de gallo verde, que tapan una zona que no hace tantos años parecía un osario. Está mucho más a la vista la base de una cruz en el cementerio de Bamiro: «Igual que te ves me vi, como me ves te verás, acuérdate de los novísimos, y no pecarás jamás». Los avisos de lo inevitable aparecen en numerosos camposantos, por si a alguien se le olvida.

Así se veía parte de la tumba del cementerio de Sofán hasta hace pocos años
Así se veía parte de la tumba del cementerio de Sofán hasta hace pocos años José Manuel Casal

Las lápidas cuentan muchas más historias personales. Desde la de Crisanto, en Toba (Cee), que sigue vacía desde que alguien se llevó su cadáver hace trece años, a la de un dumbriés muy forofo del Real Madrid que quiso que el escudo merengue lo acompañase en su despedida, hace ya siete años. Y ahí están sus colores en el Cemiterio de Cores.