Una Mikaela para la historia

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Una marea de jóvenes respaldó en Buño el regreso de la fiesta tras la pandemia

03 abr 2022 . Actualizado a las 02:11 h.

«Volvemos! E oxalá non nos vaiamos máis!». La Mikaela de Buño regresó ante una auténtica avalancha de jóvenes y después de un año de recato, el 2021, a causa de la pandemia. La del 2020 fue la última edición, la última fiesta antes del confinamiento, así que había ganas y simbolismo. La de este sábado 2 de abril prometía y cumplió. Ayudó hasta el tiempo: «Chegou o día! Sol e 20 grados de máxima!», anunciaba la organización, Os Amigos da Mikaela, a primera hora. Desde mediodía una marabunta de mikaeleiros se situó a pie del bus móvil del irreverente personaje para ir siguiendo sus pasos hasta el destino final (y más allá), que no era otro que el de la incineración, previa misa cantada por el cura Añón Pequeno y su séquito, en el cruce Xornes.

En la homilía mencionaron a Putin, lo mandaron a algún sitio parecido al infierno. También tuvo réplica la marcha de Feijoo a Madrid, o el regreso, este 2022, de las verbenas, informa Melissa Rodríguez. Lucir lucía el sol, pero a medida que avanzaba la tarde fue llegando un frío «campal». 

La Mikaela de este año portaba algo así como una falda negra de tul, corsé amarillo, chaquetilla roja, pajarita y chistera. En torno a ella se concentraba la mayoría, un ejército de entroideiros que también tenía a su disposición otros puntos de fiesta con sendas discotecas móviles, pero fijas, a cargo de Impacto y media docena de disyóqueis. Este sábado en Buño había disfraces de todo tipo, mucha fauna, y eso que lo suyo les costó a muchos conseguir atavíos para una fiesta que llegaba casi un mes después del entroido. Mucho animal de pijama y, desde luego, mucha actualidad, porque no faltaron por allí las Tanxugueiras de imitación, ni Will Smith con Jada Pinkett, ni los mecánicos de Alpine, informa Antón Lestón.

ANA GARCIA

Queda claro el trabajo creativo de última hora. Mucho cura de ficción y mucha monja, porque esta Mikaela no deja de ser un entierro, el del carnaval, sin faltar ni las icónicas esquelas. La Semana Santa está más próxima que el entroido, así que por Buño se pasearon penitentes con cruz a cuestas, corona de espinas incluida. Es imposible mencionar todos los orígenes de tanto gentío. De toda la Costa da Morte, de Galicia. La Mikaela despierta devoción.

ANA GARCIA

«Isto é impresionante, a edición máis grande de todas, sen dúbida algunha»

Desde el bus de la Mikaela, cinco DJ se encargaron de servir la fiesta musical. Roy, uno de ellos, describía su visión desde lo alto, a eso de las siete de la tarde, como «impresionante». «A edición máis grande, sen dúbida algunha», incidía. Para su sector, la Mikaela en la Costa da Morte fue el regreso a las verbenas al aire libre. 

Contaba la organización con al menos una treintena de buses a tope, y a esa hora todavía se preveía que lo fuerte de afluencia llegase más tarde. Una veintena de autocares llegarían a través de Somos Festa, empresa carballesa que gestionó el transporte, pero muchos otros fueron iniciativa particular fruto del deseo propio de acudir, reuniendo gente. «Nunca tanta xente houbo á saída do bus de Canta la Rana», apreciaron varios de los consultados sobre la jornada festiva. Otros se esperaban incluso más, tal es el impacto que causó el anuncio de la celebración.

ANA GARCIA

Bertino López, zasense y habitual de la Mikaela, mencionaba esa mayor cantidad de público. Lo contaba con un Cristo al lado: «Notáronse moitísimo os buses». La recta de Pazos, todavía en Ponteceso, con varios aparcados, ya anunciaba para muchos que la fiesta sería grande. Protección Civil, Policía Local... las fuerzas de seguridad vigilaban el ambiente, animado por barras donde consumir, aunque hubo muchos, como es habitual, que optaron por llevar provisiones propias. No solo eso, sino que fueron capaces de integrarlo en los disfraces, sin mayores estridencias.

Bien puede decirse que Buño cambia de cara para este día. El último pueblo oleiro de Galicia es en la Mikaela un epicentro de jolgorio que este 2 de abril algunos vecinos oteaban y saludaban desde la tranquilidad de sus viviendas.