La que sería la primera central hidroeléctrica reversible de Galicia no está planteada al azar. Como la promotora indica en su memoria, «la actual política energética de la UE ha propiciado un giro disruptivo para el sector hidráulico», con objetivos de neutralidad climática para el 2050 que «exigen una red eléctrica flexible, segura y sostenible, integrada por fuentes de generación libres de carbono y una alta capacidad de almacenamiento energético». Hay un plan español que va en esta línea, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, con los objetivos a diez años, que implican la reducción de casi un 25 % de emisiones de efecto invernadero con respecto a 1990, un 42% de renovables sobre el consumo total, un 40 % de mejora de eficiencia energética y un 74 % de renovables en la generación eléctrica. Y eso, con una potencia eléctrica total instalada de 161 gigavatios en España en el 20230, de los que 45 deben ser renovables, creciendo en almacenamiento. Las hidroeléctricas reversibles van a tener mucho peso (hay muy pocas, y sí varios proyectos en marcha), y ahí es donde entra la opción del lago de As Encrobas, el mayor artificial del mundo en una antigua mina de lignito, que tanto carbón ha dado a la central de Meirama antes de que se llenara de agua. Un dato que no se le escapa a la promotora en su documento: «La construcción de la central eléctrica reversible solucionará los problemas ocasionados por el cierre de la central, como son la pérdida de puestos de trabajo y la despoblación». Es, claro, una declaración de parte, de la interesada en que esto salga adelante, y que no está lejos de la filosofía que contemplan desde el Concello, pero que aún tendrá que pasar muchos filtros.
Es un proyecto muy caro, pero también previsto: «Surge como una oportunidad de negocio para sus promotores, dado que prevé rentabilidad económica suficiente para sufragar los gastos de la inversión necesaria y para generar beneficios socioeconómicos en el entorno que se desarrolla»: construcción, servicios... Todo, con subcontratas de la zona, indica Green Capital.