La matanza, «mellor cos da casa»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

CARBALLO

miguel souto

Saúde Pública elabora un protocolo específico para prevenir el coronavirus covid-19 en estas reuniones para preparar el cerdo para autoconsumo

23 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La matanza es una fiesta. Hace años empezaba temprano, cuando en los días fríos de invierno u otoño entraba por la puerta el matachín. Él era el encargado de asestar al animal un corte certero en la garganta para acabar con su vida. El cerdo, que había vivido a cuerpo de rey durante todo el año, se pelaba luego en un banco con agua caliente o un tizón antes de colgarlo patas arriba para retirarle las vísceras.

No era un trabajo liviano. Para llevarlo mejor el matachín y su cuadrilla -compuesta por los dueños del gorrino y los vecinos que venían a ayudar- «mollaban a palleta» con un poco de vino dulce y acallaban el estómago antes de comer metiendo mano a una caja de galletas surtidas que bailaba de aquí para allá entre los aperos. La matanza no era cosa de un día. Después había que despedazar el cerdo, cortar la carne para la zorza, «probar as frebas», catar la zorza y, como no, poner punto y final a la fiesta haciendo chorizos o butelos que luego había que ahumar durante días.

Hace tiempo que el cerdo ya no se mata en casa. El matachín ya no viene al amanecer porque el gorrino dice adiós a la vida en el matadero, aunque su cuerpo regresa después al hogar donde tan bien lo criaron para continuar con el protocolo que manda una tradición tan arraigada en Galicia como es la matanza.

El problema es que este año el coronavirus, aunque no está invitado, puede querer unirse a este ágape. Y para evitar que eso ocurra, la fiesta tendrá que ser a medio gas. La Dirección Xeral de Saúde Pública ha publicado un protocolo específico que incluye una serie de recomendaciones para prevenir el covid-19 «en las matanzas domiciliarias de porcino para autoconsumo».

Las reglas que marca son prácticamente las mismas que hay que aplicar en toda reunión de trabajo. Desde el uso indiscutible de la mascarilla hasta mantener la distancia mínima de seguridad de metro y medio o tener en cuenta «as limitacións da liberdade de circulación das persoas en horario nocturno, la limitación de permanencia de grupos de persoas en espacios públicos e privados e medidas específicas en territorios concretos».

La interpretación

De esa instrucción puede interpretarse que únicamente podrán reunirse para la matanza hasta un máximo de seis personas. Pero en los 67 concellos de Galicia con limitaciones especiales, parece que no podrá ir nadie que no sea de casa. De ahí que parece que alguien que viva en la montaña de Lugo no podrá invitarse a probar la zorza al sobrino que vive en Lugo capital. Eso por poner un ejemplo.

El documento también recomienda planificar con tiempo las tareas para adoptar las medidas correspondientes para garantizar el metro y medio de distancia de seguridad; evaluar las medidas específicas que pudieran tener que implementarse en caso de que acudan personas vulnerables frente al covid-19; disponer de un termómetro (mejor de los que no es necesario el contacto), o no compartir material y, de tener que hacerlo, limpiarlo después de cada uso.

Y, como no, también hace referencia al consumo de alimentos: «Evitar produtos de autoservizo (porta servilletas, aceiteiras) ou organizar o traballo dando tarefas específicas como servir ou recoller». De las galletas surtidas no habla, pero parece que la caja no podrá circular de mano en mano. De brindar con el vino dulce, ni hablamos.