Sin rastro de bicho viviente en el Chuac

r. d. s. A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

CÉSAR QUIAN

La central de esterilización desinfecta el material necesario para 40.000 operaciones

11 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el edificio central del Chuac hay una central. Ni eléctrica, ni atómica, pero a prueba del más temido de los ataques en un hospital: la infección. De la central de esterilización, toda una desconocida, depende la asepsia. Es decir, que nada se cuele en el quirófano que pueda amenazar, aún más, a quien sobre la mesa de operaciones está expuesto a esos riesgos que no se ven, pero pueden pulular en el ambiente para infestar al convaleciente. Nada trivial el asunto en un complejo en el que cada día pasan por el bisturí 150 personas en decenas de intervenciones diferentes. Obviamente, no es lo mismo operar una catarata que una cadera y cuando el personal de quirófano abre la caja, ha de tener el instrumental que necesita. Y encontrarlo libre de todo cuanto germen pueda existir.

Para hacer frente a esos invisibles microorganismos, el hospital acaba de estrenar una central de lavado y esterilización que, «ahora mismo es la más moderna de España y comparable a las mejores de Europa», dice Marta Martínez, subdirectora de Enfermería. Entre las mejoras, eso que se llama trazabilidad y que, en la práctica, significa que se sabe con qué material se ha operado a cada paciente y por qué manos y procesos ha pasado antes.

«Parecemos reponedoras del Gadis», bromean entre las 19 auxiliares que, lector de código de barras en mano, se encargan de identificar cada caja con el material quirúrgico, cada contenedor, cada carro... Todo se marca, y el mismo código figurará en la historia clínica del enfermo correspondiente. Ellas son las que identifican, lavan, cargan carros, recogen, se encargan de que todo -y son cientos de piezas de instrumental distintas- esté más que desinfectado, en su sitio, y a la hora prevista. Todos los días.

Nadie ajeno tiene que poner un pie en una instalación que tiene su particular torno de clausura para la entrega del material. Al margen del de los quirófanos, el que llega de las unidades de hospitalización. Eso sí, ni el aire se mezcla entre fuera y dentro, entre limpio y sucio.

Dos años se tardó en diseñar la central, tiempo en el que, por ejemplo, hubo que codificar miles de piezas y se informatizaron imágenes de qué contiene y cómo ha de ir colocado cada set de cirugía. El resultado es un búnker de limpieza de factura nacional y firma rotunda.