«A Corme voy a cargar pilas»

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

Después de dos meses en la tierra de sus padres, José Ramón Varela Cousillas regresó ayer a su San Sebastián natal

06 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

José Ramón Varela Cousillas (San Sebastián, 1949) camina hacia los 68 años. De momento, son 67. Aunque vino al mundo en el País Vasco, sus padres eran naturales de Corme, y él siempre ha mantenido el vínculo con la localidad. Vuelve cada verano. Tiene pasado incluso seis meses del año en Galicia y otros seis en San Sebastián, si bien en esta ocasión fueron dos meses. Justamente ayer llegaba al País Vasco, después de salir de Corme el domingo y pasar dos días en Asturias. Para él no supone un trauma: son dos «casas» a partes iguales. Una y otra son parte vital. Durante 8 años fue presidente de la Casa de Galicia de Guipúzcoa, cargo al que ha renunciado, aunque sí continúa formando parte de la junta directiva. Jubilado ya hace tiempo -trabajaba en la banca y lo prejubilaron en la época de las fusiones-, tiene varias aficiones que compagina y lo entretienen.

-¿Qué encuentra en Corme?

-Yo creo que la mayor virtud que tiene Corme es la serenidad que transmite. Aunque últimamente en verano ya empieza haber más gente, a mí me da mucha paz. Me concentro, escribo, hago muchas fotos, porque soy muy aficionado a la fotografía... Corme me ayuda mucho en ese aspecto. Aquí en San Sebastián soy socio de la Sociedad Fotográfica de Guipúzcoa, participo en varios concursos y ya va a ser este el tercer año en que organizo una excursión de esta sociedad a la Costa da Morte, para hacer fotos. Andamos sobre 20 personas.

-¿Se presta bien la Costa da Morte para esa afición, entonces?

-Sí... hay lugares... Verdes, por ejemplo. Es un paraíso para un fotógrafo. ¡Buf! Una maravilla.

-Y en Corme se le vio este verano cocinando el marmitako...

-Cierto. Aquí hay bastante tradición de sociedades gastronómicas y pertenezco a algunas. ¡Pero para tantas personas en mi vida había cocinado! Cocino para 10, 15, 20 como mucho... ¡Lo de Corme era para 500! Salió bien, pero ya para calcular ingredientes uno se volvía loco.

-¿Es la gastronomía otras de sus aficiones, entonces?

-Sí, y de hecho alguna vez en Corme ya di algún curso, aunque en plan pequeño, 8 o 10 personas.

-¿Se considera un gastrónomo?

-¡No, no, para nada! Me gusta comer bien y cocinar a mi gusto y al de mi familia, solamente.

-¿Cómo de bien comemos en la Costa da Morte? ¿Qué opina?

-Yo lo que veo es que hay sitios chapeau. Lugares que me encantan, como, por poner un ejemplo, el Mar de Ardora. Además, está en un sitio privilegiado, con el estuario del Anllóns... Ahora bien, si me dices que qué tal comemos en Galicia, yo diría que como en cualquier sitio, en el sentido de que en unos sitios más, en otros menos, en unos mejor, en otros peor... No veo grandes diferencias: quiero decir que, según donde vayas... Ayer [por el lunes] estuve en Luarca, en un lugar de cierto nombre, y sin embargo no salí contento. Pero eso no quiere decir que la comida asturiana sea mala. Hay de todo en todos sitios.

-¿Se va con morriña a San Sebastián? ¿Como son las idas?

-Ah, no, para nada. Después de estar allí dos meses ya tenía ganas de venir, de ver a los amigos, estar con los nietos, enseñar las fotos que he hecho... Es complementario.

-¿Y la escritura? Ya hace unos años de aquel libro «Corme. Historia de su mar, sus gentes y sus barcos», con Eliseo Puñal. ¿Tiene algún proyecto nuevo en mente?

-No, digamos que me he intentando acomodar entre fotografía y literatura. Lo que suelo hacer es que todos los días, en una red social, subo una foto y la acompaño con un pequeño relato que vaya a juego con ella. ¿Tiempo para aburrirme? No tengo. Ya llegará la hora de aburrirse. Ahora toca vivir.

-¿Y sus nietos? ¿Siguen conservando el vínculo con Corme?

-De momento son pequeños (6 y 10 años), aunque han vivido dos años en Boiro, por razones de trabajo de mi hijo. Por tanto, vínculo con Galicia tienen, y es una parte importante de su vida.

-¿Y el futuro? ¿Se ve retirado en Corme o en San Sebastián?

-De momento no. Vivo el día a día y estoy a gusto así. Iré todos los años si puedo, porque aunque viajo a otros sitios, a Corme voy a cargar pilas. Allí tengo amigos desde niño.

-¿Ha cambiado Corme?

-Creo que no mucho. Lo que sí veo es que está envejeciendo: los jóvenes se van por trabajo y se va quedando la gente mayor. Lo que ocurre es que, en verano, cuando voy yo, también vuelve mucha gente. En Corme tienen un sentido muy profundo de pertenencia.