Cuarenta y una toneladas

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CRÓNICA CIUDADANA

CARBALLO

05 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De poco valen las cifras sin contexto. Las ciencias son fundamentales, pero sin las humanidades quedan cojas. Cuarenta y una toneladas es una cantidad que dice poco. Es la cantidad de oro que vendió la casa de la moneda de Austria a lo largo del 2015 o el peso del tabaco aprendido en Jaén y Madrid en el marco de la operación Picado. También son los desechos textiles que todos los años llegan a Sogama en la bolsa negra. Lo dijo el presidente de la sociedad, Javier Domínguez Lino, durante el Humana Day, en el acto que organizó Humana Fundación Pueblo para Pueblo en Santiago. La entidad tiene, entre otras finalidades la recogida de ropa. Un 60 % se reutiliza, ya sea para venta o donación, y el 32 % se recicla. El resto se destruye, pero si va a Sogama se revaloriza. Nada se ha de perder en el importantísimo recurso que es la ropa y no solo para Inditex. Humana da trabajo a 500 personas y abre escuelas en África para enseñar a los niños y las niñas a leer y escribir.

Gracias entidades como Humana, el porcentaje de restos textiles que van en la basura se reduce todos los años, pero sigue siendo mucha, demasiada. Si un jersey viejo puede ayudar a pagar el sueldo de un trabajador y comprar un lápiz a un escolar no hay justificación para tirarlo con las mondas de naranja y los posos del café.

Pero no son los únicos beneficios. Según explica Humana, todos los años recogen más de dos millones de kilos de restos textiles que evitan 6.730 toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera.

Es absurdo que Sogama reciba veinte veces más ropa usada que Humana y que toda ella termine convertida en calor y electricidad, cuando puede transformarse en empleo y educación.

Hace mucho que Sogama brega por hacer más racional la basura y según dijo Domínguez Lino, la intención es no parar, seguir avanzando hasta que todos los gallegos aceptemos que hasta los desperdicios son un recurso, un modo de hacer nuestra vida un poco mejor.

Sorprende saber que la ropa vieja, incluso aquella que no vale ya ni para trapos puede tener más cotización, al menos moral, que el oro de Austria o las hojas de tabaco ilegal de Jaén.

Curiosamente, también fueron 41 toneladas de ropa las que recogieron en Vilagarcía de Arousa el año pasado para un programa de Cáritas. Las prendas que ya no se pueden utilizar tienen un recorrido muy largo, incluso para fabricar otras prendas porque está claro que ya no se puede gastar como antes. No es cuestión de dinero, sino de recursos, de agua, de fibras, de campos de algodón y de derivados del petróleo. La ropa a Humana y no a Sogama.