Los comicios dejan a seis alcaldes en la cuneta

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

CARBALLO

25 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta seis sillones de alcalde pueden cambiar de dueño en la Costa da Morte. Coristanco, Ponteceso, Laxe, Cee, Corcubión y Fisterra tendrán, seguramente, caras nuevas al frente del consistorio. El Partido Popular se queda sin Coristanco y sin Ponteceso, dos bastiones históricos de la formación conservadora, que mantiene, eso sí, los feudos de A Laracha y Cabana, y consolida el de Malpica, con una mayoría absoluta de la que carecía en los últimos cuatro años.

Los grandes triunfadores de la jornada parecen los socialistas, que no solo salen fortalecidos en los concellos de Dumbría, Cerceda, Muxía y Camariñas, sino que incluso pueden gobernar en Fisterra, Corcubión y Laxe, sin olvidarse de la posible carambola de Cee, que en este municipio de todo se ha visto a lo largo de la historia del régimen constitucional instaurado en 1978.

En Cee, el electorado casi ha repetido el comportamiento de hace cuatro años. Los dos millones de euros invertidos durante los tres años de mandato de Zaira Rodríguez no le han dado el pasaporte necesario para la mayoría. Es más, el independiente Ramón Vigo ha vuelto a conseguir los cinco concejales de hace cuatro años, antes de ser desalojado de la alcaldía por una moción de censura, que parece en este territorio acaban condenando a quien las promueve. Esto fue justo lo que ocurrió en Vimianzo. Los ediles que formularon la iniciativa para retirarle el asiento a Antelo, no solo salieron escaldados de la experiencia, sino que el vecindario ha acabado por darles la espalda. Ayer apoyó de forma determinante al munícipe nacionalista, que dobla los apoyos y consigue una mayoría holgada de ocho concejales. Es uno de las crecidas más destacables en la jornada de ayer. El BNG también ha reforzado su posición en Zas, donde Muíño obtiene ocho de los once sillones del tranquilo salón de plenos de la localidad soneirana.

En definitiva, los comicios son la fiesta de la democracia, pero, a menudo, suelen dar disgustos. Y ayer hubo unos cuantos. El pueblo habló claro y los elegidos tendrán la oportunidad de gobernar cuatro años. Si lo hacen bien, seguirán. Si el resultado de su tarea es malo, irán a la calle, o a la oposición, que viene a ser lo mismo.

La demostración de que el poder y las formas de gobernar pueden pasar factura es que una media docena de mandatarios han sido desalojados de una forma o de otra de sus cómodos asientos en los concellos. Los que lograron convencer al pueblo de que trabajaron para servir honestamente a los vecinos, han visto reconocido su labor, los otros tendrán que darle vueltas para acertar qué han hecho mal o lo que no han hecho, que también de todo hay. De momento, en Carballo ya hubo dimisiones. Comienza una nueva etapa.