Permiso para el «morbo sin culpa»

Cristina Viu Gomila
cristina viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

El actor chileno cree que las marionetas dan otra visión del clásico «Otelo»

31 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace cinco años que Jaime Lorca, de la compañía chilena Viaje Inmóvil estuvo en Carballo, en el FIOT. Entonces era Gulliver y ahora es Otelo. Y Yago. Porque de la tragedia de Shakespeare se han quedado con la esencia, por lo que son solo él y Teresita Iacobelli los que dan vida, con las extraordinarias marionetas de este grupo de teatro, a las dos parejas (Otelo y Desdémona y Yago y Emilia) cuyas relaciones están marcadas por la violencia y que terminarán con sendos feminicidios, una palabra que, según explica el propio actor, no existía en la época en la que William Shakespeare escribió su obra.

Para Jaime Lorca, que forma parte del trío que adaptó el texto y dirige la representación, la principal novedad de esta tragedia suficientemente conocida es «el juego escénico de actores y marionetas». El uso de los muñecos va al pelo, al margen de que será la fórmula de la compañía, para representar la manipulación a la que Yago somete a Otelo y también porque en el teatro son muy difíciles de representar las escenas de sexo y violencia, «porque resultan poco creíbles e incluso ridículas». En otras escenificaciones se saltan el estrangulamiento de Desdémona, que en el texto se desarrolla en tiempo real, lo que convierte a Shakespeare en un «Tarantino de la época», según Jaime Lorca. Cree además que hay alguna intención en la forma de narrar ese crimen tan horrible.

Es esa escena uno de los principales motivos por el que se decidieron a versionar la tragedia, que está tal cual a partir de la tercera escena. Esa muerte lenta que se hace tan larga y que se suele resolver de forma muy rápida puede recuperar su tempo original gracias a las marionetas, porque el espectador se permite en ese caso un «morbo sin culpa», según Jaime Lorca y todo ello se consigue porque cuando esos personajes inanimados se presentan en escena ya se establece con el público «un acuerdo tácito: no vamos a ver las cuerdas». En el marco de ese pacto también es posible, según Jaime Lorca, ver con más distancia las emociones.

El actor chileno está convencido de que el «el teatro no es inofensivo», que debe incomodar y Otelo lo hace, sobre todo a los que «ejercen la violencia hacia las mujeres». Recuerda el actor y director: «En Chile hay un feminicidio a la semana, es mucho en un país tan pequeño, lo que dice mucho de nuestra sociedad que debería estar avergonzada por haber evolucionado tan poco». Asegura que lo que narra es «la posesión absoluta y eso solo se puede conseguir de una mujer matándola». Por eso el texto sigue tan de actualidad.

Jaime Lorca compañía el viaje inmóvil