«El arte es regresar al instinto»

Juan Ventura Lado Alvela
juan ventura lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Tachibana, en uno de los bares de Muxía donde se reúne a diario con sus amigos.
Tachibana, en uno de los bares de Muxía donde se reúne a diario con sus amigos. xesús búa< / span>

El creador nipón dice que ya no tiene estímulos para seguir adelante

16 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Yoshiro Tachibana (Kobe, Japón, 1941) es hijo de un reputado pintor de su país, recibió formación académica en arte y recorrió medio mundo desde Hamburgo a Sri Lanka en busca de destinos espirituales y de un mejor conocimiento del paisajismo de los países nórdicos o la obra de su admirado Paul Klee. Desde 1969, después pasar por casi todos los destinos de España, reside en Muxía, donde se ha construido su propia casa, que le sirve de taller y lugar de recogimiento. Después de que sus cuadros llegasen hasta Expo Cultural Japón 84 y algunas de las mejores galerías del país, ahora reconoce que apenas pinta porque no le faltan motivaciones, pero no quiso faltar a la muestra colectiva de autores locales instalada en Muxía.

-¿Qué importancia tiene esta exposición en Muxía?

-Es importante que se haga algo así en un pueblo pequeño como este, porque no resulta habitual y sirve para que la gente empiece a expresar y como estímulo para personas que no tenían pensado hacerlo.

-¿Es eso, el deseo de expresar lo que mueve su pintura?

-Todo el mundo tiene esa necesidad dentro, un campesino, un médico, un abogado... Es algo genético, ancestral, que está dentro del ser humano. Lo que ocurre es que no disponen de la capacidad para materializarlo. Cada uno tiene que expresar a su manera. Un grito es una forma de hacerlo. El moderno circo romano, que nosotros llamamos fútbol, también. La pintura funciona del mismo modo, pero de una manera más silenciosa. A mi es lo que me gusta, apreciar la expresión de cada persona, sus sensaciones, porque el sentimiento es el de todos, muy parecido independiente de la cultura o del lugar del mundo. Es como disfrutar del sexo solo. Cada hombre lo hace a su manera pero el referente, la idea, es la misma: la mujer.

-¿De dónde sale esa necesidad?

-Del instinto. El arte es regresar al instinto. Es el deseo de descubrir auténtico que tienen los niños de 3-4 años, que no dominan sus impulsos, como la agresividad -uno de ellos- y que luego la civilización moderna, lo que llamamos educación, se encarga de machacar para convertirnos en máquinas, en esclavos del sistema. Los artistas lo que intentamos es regresar a ese instinto infantil.

-¿Y lo consiguen?

-Lo hizo Picasso, que es el gran maestro, pero la mayoría de la gente ya no puede volver y algunos nos esforzamos por conseguirlo.

-¿Es cierto que ya ha dejado de pintar?

-Pinto muy poco, porque para hacerlo es necesario tener hambre. Hay que estar espiritualmente hambriento, esa es la locomotora de la pintura, y yo me he convertido en burgués. Me conformo con poco, como menos dinero y no tengo ambición ni de fama ni económica, porque siento que mi vida va a acabar.

-¿Piensa en la muerte?

-Sí, mucho. Dijo Buda que en el momento de nacer ya se empieza a morir, pero yo ahora siento que la muerte está cerca. Tengo 70 años y muy poca gente vive hasta los 90 o los 100. En la vida hay que estar alegre y a mi me puede la melancolía. Nosotros [los budistas] no tenemos el concepto de pecado. No existe. Lo único que no podemos hacer mal a los demás.

-¿No tiene pensado emprender ningún otro camino?

-Viajar es negativo. Los sabios nunca salen de su pueblo y yo salí. La vida es en todas partes igual, solo cambia el paisaje. Yo pienso universalmente como un ser humano pequeño e insignificante. Pertenezco a la tierra y nada más. Por eso me molestan los nacionalismos, el separatismo vasco o el catalán, de los que ahora se habla tanto. Para ustedes es diferente. Sentirse gallego tiene un significado, para mí no.

-¿Pero usted tiene ya algo de muxián con todo el tiempo que lleva viviendo aquí?

-Ya no puedo ser gallego ni japonés. Perdí mi patria. Quería pertenecer a algún lugar pero ya no puedo. Digamos que mi pensamiento es japonés pero se está agallegando, porque cuando volví allí tampoco sentí que fuese mi sitio, ni percibí nada que me invitase a quedarme para no regresar.

yoshiro tachibana pintor japonés afincado en muxía