Una feria pasada por agua

Cristina Abelleira CARBALLO/LA VOZ.

CARBALLO

A pesar del tirón de la Festa da Fabada, el mercado del primer domingo de mes en Paiosaco no pudo ganar al temporal

04 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los atascos de tráfico son inherentes a la feria de Paiosaco, pero si, como sucedió ayer, llueve y además se produce un accidente de tráfico en el vecino municipio de Arteixo, la carretera comarcal AC-552 pasa a convertirse en una larga caravana de vehículos que avanzan a paso de tortuga, sobre todo en dirección a A Coruña.

En este caso, las retenciones no anticipaban, como es habitual, un lleno total de vendedores y compradores en el recinto ferial. El tradicional mercado no pudo ganar la batalla contra el temporal, pero, aun así, hubo agricultores y ambulantes que mantuvieron sus puestos abiertos hasta las dos de la tarde, y también vecinos de la zona que se atrevieron a ir de compras, intentando protegerse con paraguas que en más de un caso acabaron destrozados por la fuerza del viento. A última hora, y en esas condiciones, los productos frescos casi se regalaban. Así, por ejemplo, algunos agricultores ofrecían tres lechugas por solo un euro.

La jornada prometía, porque la asociación cultural Queiroga decidió añadir un atractivo más al tradicional mercado con la Festa da Fabada. En plena cosecha, y siguiendo el ejemplo de Ponteceso, donde en este 2010 se celebra la vigésima edición de la Feira das Fabas, los vecinos de Paiosaco llevan también siete años promocionando un producto típico del campo bergantiñán mediante una degustación gastronómica a lo grande.

Ayer se cocinaron nada más y nada menos que 300 kilos de alubias, y se sirvieron de formas muy diversas: en tapa, a 2,5 euros; media ración, a 4, y una ración, a 7 euros. «Van saíndo, pero o día non axuda», lamentaba Teresa Martínez, presidenta de la asociación Queiroga, al comprobar que ya pasaba de la una de la tarde y todavía quedaban seis potas repletas de fabada. El balance final, sin embargo, fue mejor de lo que cabía esperar. De las 14 cacerolas que se prepararon solo sobraron cuatro, que se repartieron entre las decenas de personas que colaboraron en la organización de la fiesta. «O problema foi que a tele asustou moito e a xente xa non saíu da casa, pero non estivo tan mal», intentaba reconfortarse la presidenta de Queiroga a media tarde, en plenas labores de recogida y limpieza. «Isto é case o peor», bromeó Teresa Martínez.

La Festa da Fabada es una de las principales fuentes de ingresos del colectivo. Al menos lo fue durante sus primeras cinco ediciones, «pero levamos dous anos con mal tempo. Tivemos mala sorte, pero non por iso podemos desanimarnos», señala Teresa. De hecho, y según sus primeros cálculos, al menos se han cubierto los gastos.