La oportunidad de plantearse A Coruña como capital no solo del área metropolitana, sino como centro de una ciudad-región, es uno de los aspectos más destacados dentro de la propuesta de revisión del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PGOM) realizada por Busquets. En el análisis del espacio existente y disponible sobre el que actuar, el urbanista tiene en cuenta las previsiones de desarrollo industrial, que en el horizonte del 2025 se fijan en algo más de 28,2 millones de metros cuadrados en las comarcas de A Coruña, Betanzos y Fisterra-Bergantiños.
El desplazamiento de grandes polos de desarrollo, en especial el puerto exterior, determinan que precisamente en la línea dibujada por el trazado de la AG-55 hacia Arteixo y Carballo se proyecte el mayor crecimiento empresarial, y las previsiones apuntan a que se completará el principal eje de actividad económica de la zona, con el 87,5% del suelo industrial disponible. El polígono de Morás será uno de los exponentes. Ya muy por detrás, también se confían desarrollos más limitados al eje Betanzos-Lugo, con reservas de suelo empresarial que apenas superan el 8%, casi el doble de lo proyectado en el eje hacia Santiago.
El mayor potencial de crecimiento y de renovación demográfica coincidirá precisamente con los municipios más industrializados, por su oferta de empleo y por un programa de vivienda más asequible. Sin embargo, el PXOM tiene en cuenta la capacidad de atracción de la ciudad de A Coruña, como capital de servicios y ofertas con gran poder de movilización cotidiana. De hecho, la ciudad atiende a una población flotante que no reside en el municipio cercana al 59% de sus residentes, amplio colectivo que Busquets propone debe interpretarse como una oportunidad de negocio a la que debe responderse creando nuevos focos de atracción que fijen actividades e incrementen la oferta lúdica, comercial, etcétera. Obviamente, el desarrollo de los transportes se presenta como básico para garantizar flujos adecuados y efectivos sin colapsar las infraestructuras viarias existentes, que ganarán nuevos usuarios cuando entre en funcionamiento el muelle exterior, sobre todo, colaborando a descongestionar las vías internas de A Coruña.
Los estudios previos del plan reflexionan también sobre la oportunidad de impulsar iniciativas para fijar población en la ciudad, donde en las últimas décadas el aumento de viviendas, cifrado en un 20%, no ha logrado su reflejo en el censo. Buena parte de la vivienda nueva sigue desocupada y la rehabilitación no supone un porcentaje significativo, apenas el 1%.
El urbanista catalán apuesta por políticas que diversifiquen el tipo de vivienda, ofertando mejoras ambientales o tipologías adaptadas a diferentes niveles económicos, junto a equipamientos que decidan a la población residente a quedarse y no abandonar la ciudad hacia municipios limítrofes. La propuesta se resume, básicamente, en cambiar cantidad por calidad.
Mejorar la oferta tipológica y aprovechar mejor el suelo disponible en la ciudad (en una década solo han quedado sin desarrollar el 13% de los suelos previstos como urbanizables) son las estrategias que se plantean en materia de vivienda y también para el impulso de desarrollo terciario, junto a la recuperación de parcelas importantes en operaciones de transformación como las del espacio que se liberará en San Diego con el traslado del puerto.