Y adelantadas. Porque, efectivamente, la agrupación deportiva Xiria de Carballo cumple 25 años... en octubre. De todos modos, nadie le quita el mérito de que está en el año de la celebración. Las instituciones no son como las personas, que celebran su cumple solo el día de referencia. Y eso que, de momento, nada se ha hablado del tema. Si se ha hecho, a mí no me ha llegado.
Xiria surgía en el mes de octubre de 1983, fruto de la inquietud de un grupo de jóvenes carballeses. Entre ellos, uno que hoy sigue en la política, un tal Evencio Ferrero. No sé si quedará foto de la reunión constituyente, que se llevó a cabo en la cafetería Rosalía de Castro, la que tenemos aquí al lado de La Voz, esquina Rosalía y Gran Vía. ¿Qué tal, señores y señoras involucrados, recrear aquella imagen, todos 25 años más viejos y más sabios, en el mismo lugar? Es una sugerencia.
Hágase lo que se haga, Xiria es, sin duda, la agrupación deportiva más importante de la Costa da Morte, la que tiene más deportistas, la que tiene un nombre que encierra su filosofía: fuerza, empuje, energía. Eso es xiria , en gallego, xiras en otras zonas, y uso frecuente en negativo: Non ter xirias , no tener sostén con las manos. Es un término no muy frecuente, de ahí que aquel día, sus defensores, y triunfadores al fin, llevaron hasta diccionario para reforzar sus argumentos. Alguno pensaría que se podría confundir con Siria, broma sencilla y fonética de la que hacíamos uso aquí días atrás a propósito de los balonmanistas de la sociedad, los del equipo X. Equis son todos: los del balonmano, el baloncesto, el voleibol o el ajedrez, o hace años, el atletismo. Van tres presidentes, en este tiempo: Gemma Paz Bello (a la que casi todos hablamos: es Gema la de gimnasia, por sus clases en el instituto Alfredo Brañas), Carlos Puga Trigás y Luciano Calvo Pumpido . Y van muchas anécdotas. Quedémonos con una, que no es de las más extendidas. También en el año 1983 surgía otra agrupación en Galicia llamada Xiria, pero enfocada hacia lo cultural: la Xiria de Cangas do Morrazo. Felicidades también a ella, aunque desde su sur no es probable que me escuche. Si pueden, denle el recado. Y que se acerquen un momento para un hermanamiento.
Más allá, adelante, vamos. Esto viene a ser el centenario y latino grito de paz de los peregrinos, y este el nombre de la taberna de Fisterra (www.tabernaultreia.com) del muy activo José María Velay Insua . Si lo de los 25 años de antes tiene un cierto aire de nostalgia, lo siguiente arrecende tal vez algo más a melancolía.
Es una historia sencilla, cuyos protagonistas son Fred , Suzanne y Ella . De Quebec, la región francófona de Canadá. Padre, madre e hija. Recorrieron el Camiño en verano. Llegaron a Fisterra, les encantó y prolongaron su estancia más de lo previsto. A los tres les apasiona la música, sobre todo la de raíz celta, pese a que la madre es soprano profesional (una cosa no quita la otra). Él, maestro. La pequeña toca el violín como los ángeles, cuenta José María, en el caso de que a los ángeles les vaya el rollo solfeo y cuerdas, que no sé yo. Todos pasaron «inolvidables días» y alguna queimada, de esas que azuzan los espíritus más encantadores.
El caso es que se fueron, pero, a su modo, siguen presentes. Antes, sería solo con el recuerdo intangible, pero hoy en día eso se hace entrando en la web de la taberna. Como está en gallego, lo aprenden. Hablar francés ayuda. Acaban de invitar al tabernero a participar en unas jornadas que se celebrarán en mayo en Canadá, tituladas Peregrinaxe . Habrá música, poesía, danza. El fisterrán enviará al otro lado del Atlántico audio y vídeo, con un mensaje, imágenes de Fisterra y un poema de un autor local.
Será un acto en el que, además de potenciar y dar a conocer el Camiño a Fisterra y gozar con el arte, se recaudará un dinero que irá destinado una unidad móvil de cuidados intensivos para el hospital en el que le salvaron la vida a la peña violinista cuando esta era aún más pequeña. Esto sí que se llama solidaridad atlántica.