GABRIEL RIVERA CARA A CARA El vocalista de la orquesta Trébol cumple cuarenta años en la música
23 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Un gallego ante una escalera no sabe si sube o si baja, si además es un niño se ignora incluso si la afrontará con los pies o con la cabeza. Tito Calviño, aunque galaico de pura cepa, es en esto diferente. A los diez años tomó una dirección para la que no hubo vuelta atrás. La decisión: ser vocalista de orquesta. Cuarenta años después no hay síntomas de resintemientos o de arrepentimientos. «A música é a miña vida e o meu medio de vida. Estarei nela mentres o corpo aguante», pregona a los cuatro vientos el vocalista y guitarrista de la Trébol. Cuando aún no existían programas que encumbraban a jóvenes cantantes, quizás no habría ni televisión en color, Tito Calviño marcó su senda. Para bien o para mal, pero su senda. Los inicos Comenzó sus actuaciones en su Portomouro natal en la orquesta Estrellas azules. Después, como muchos otros, tuvo que tomar la maleta y partir hacía la ciudad. Santiago fue su destino. Allí estudió música y prosiguió su peregrinar por un rosario de formaciones, entre ellas la mítica Orquesta Compostela, en la que estuvo doce años. Tras su estancia en la capital, se fue a A Coruña. Los Key y Los Players aumentaron en estos años su ya grueso y extenso currículo. Pero lo más espectacular, lo de mayor calado estaba aún por llegar. Su gran salto lo chimpó años después. Volvió a hacer la maleta, como cuando era mucho más joven, cruzó el charco y se lanzó al sueño americano. Miami, la misma ciudad en la que la familia Iglesias ha afincado su discurrir, fue su casa durante tres años. «Foi unha experiencia bonita. Cheguei alí cun contrato porque senón non te deixan estar e funme porque non tiña traballo. Eles primaban á xente de alí. Deume pena, pero comprendo esta actitude», dice Calviño. En los Estados Unidos formó parte de dos grupos: Los Fantásticos Españoles, conocidos por estos lares como Los Mayorales, y posteriormente en los Los chavales de España. Como dice el tango, aunque no quiso el regreso, volvió a su primer amor, en este caso Galicia. Tras pasar nuevamente por varias orquestas recaló en la Trébol, donde hoy continúa. Homenaje Tito Calviño, como el Liverpool, nunca caminará solo. Esto se encargaron de demostrarlo ayer en Camariñas sus amigos en un pequeño homenaje que quisieron rendirle.