Disponibilidad de terreno: la clave para practicar la economía circular en la granja

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BIODIVERSA GALICIA

La rotación de cultivos ayuda a regenerar los suelos
La rotación de cultivos ayuda a regenerar los suelos CIAM

Las unidades de vacuno mayor por hectárea son unos de los marcadores que dan pistas sobre la sostenibilidad de una explotación

19 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Avanzar hacia una agricultura y ganadería más respetuosas con el medio ambiente es uno de los grandes objetivos de la nueva política agraria común (PAC). Hacia ahí han empezado a mirar muchas explotaciones que deben de ser un espejo para aquellas granjas que quieren empezar a caminar en una dirección que avanza hacia el fomento de la economía circular, tanto a nivel de manejo del ganado como a la hora de promover que los beneficios económicos generados se queden en el entorno cercano como formular para asentar población en el medio rural.

Una pieza fundamental para poder mover los ejes de la economía circular en la granja es la disponibilidad de terreno. Hacer lo que las granjas familiares tradicionales han hecho durante toda la vida. «Para ser medioambientalemente sustentable, unha granxa ten que ver cantas unidades de gando maior (UGM) ten por hectárea de terreo», explica Marcos Quintas, de SAT Torneiros, una granja de manejo ecológico que tiene 93 vacas lecheras que pastan en 105 hectáreas de terreno. «Nós temos 0,90 UGM por hectárea, entón medioambientalmente estariamos captando carbono. O truco para que unha granxa sexa sostible vai en relación ao terreo do que dispón en relación aos animais que ten», añade. La cuestión es que las heces de sus vacas, las usa como purín o abono de las fincas, produciendo en torno a unas 60 unidades de nitrógeno por hectárea.

«Nós temos 0,90 UGM por hectárea, entón medioambientalmente estariamos captando carbono»

Más allá de eso, el poder disponer de terreno permite al ganadero producir forraje el forraje o los cereales necesarios para alimentar el ganado. Al disponer de distintas fincas, resulta más sencillo realizar una rotación de cultivos, alternando la sementeira del maíz con otras plantas como las leguminosas, que contribuyen a inyectar nitrógeno capturado de la atmósfera al suelo y, de ese modo, regenerar los suelos.

Al plantar su propio cereal, las explotaciones evitan la compra de alimento producido con cereales que han de importarse en barco desde Estados Unidos o Sudamérica, reduciendo notablemente la huella de carbono. La clave, por tanto, vuelve a ser la disponibilidad de terreno.

Más allá de esto, la explotación también puede fomentar la economía circular en toda la zona. ¿Cómo? Con la compra de insumos necesarios para el mantenimiento de la explotación a agricultores o empresas de la zona y también comercializando sus productos en el kilómetro cero. Algunas granjas de leche han comenzado a comercializar su producción directamente en el entorno cercano, pero también es verdad que dándosela a industrias ubicadas en el entorno próximo ayudan a que el valor generado se quede en el entorno, sobre todo cuando crean empleo en pueblos del rural.