Quienes defienden el proceso de desarrollo agrícola y minero en la zona argumentan que contribuye al desarrollo del país y de las poblaciones autóctonas. Quienes abominan de ellas señalan que tendrá un gran coste y que afectará al clima del planeta, en especial, a las lluvias. Lo cierto es que los que viven en la zona alertan de la subida de temperaturas a ras de suelo por la tala de árboles, en las zonas deforestadas, y advierten de la escasez de lluvias. El futuro del Amazonas está en juego.