Al bar no, pero al instituto sí

María Xosé Blanco Giráldez
María Xosé Blanco CARA Y CRUZ

RIBEIRA

02 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo indica que el covid desaparecerá de nuestras vidas en poco más de un mes. Me lleva a esta conclusión la actitud de la Consellería de Educación, que ha decidido borrar de un plumazo buena parte de las medidas para hacerle frente a la pandemia con las que arrancó el pasado curso escolar. Ha suprimido unidades en infantil y primaria, y ahora eleva los recortes a los institutos, donde los alumnos volverán a estar como sardinas en lata, con aulas de 30, 33 e incluso alguno más si es necesario. Tendrán que ir con mascarilla, eso sí, y pasarán otro invierno escribiendo con los plumíferos puestos, pero bueno, eso no tiene coste alguno para las arcas autonómicas, así que mejor que se mantenga, no vaya a ser que surja un brote y alguien tenga que asumir responsabilidades por haber relajado las restricciones demasiado rápido.

No sé cómo estará el panorama dentro de un mes, pero teniendo en cuenta lo que ocurre a día de hoy, los recortes aplicados por Educación de cara al próximo curso escolar propician una situación, cuando menos, paradójica. Para entrar en un local hostelero o acudir a una comunión, boda o bautizo en Ribeira, mi hija de 14 años tendría que presentar una PCR o prueba de antígenos negativa, pero en el instituto compartirá aula con una treintena de chavales y es probable que recreos con muchos más.

Supongo que la Xunta juega con la baza de vacunar a los chiquillos a partir de 12 años en breve, pero si los cálculos no me fallan, o tiene vacunas Janssen suficientes o se antoja imposible que tengan la inmunidad a comienzos de curso.