Dichosos

Carlos H. Fernández Coto
Carlos H. Fernández Coto SECCIÓN ÁUREA

RIBEIRA

02 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La pasada semana nos libramos del infierno que vivieron millones de peninsulares, a 40 grados y sin tregua, y sabemos que no es un hecho coyuntural sino el paradigma del futuro. Quien niegue el cambio climático, o bien vive en otro planeta o bien le interesa negarlo. Quien piense en la tregua, que espere sentado, pero a la sombra. Estoy convencido de que es inútil pensar en darle la vuelta al fenómeno, porque somos un granito de arena en una playa llena de pueblos inconscientes e irrespetuosos, ignorantes de sus consecuencias. Apenas el 5 % de la humanidad es consciente y conocedora de lo que está sucediendo, y a una parte ni le interesa saberlo.

Toca prepararse y amarrar medidas que lo hagan más agradable. Somos muchos los que apreciamos la libertad de salir de casa a pasear sin miedos ni ataduras, y si no se toman precauciones esa libertad será coartada. Y no hablo de la arriesgada aventura de ir a la playa tras el descubrimiento del agujero de ozono, actividad que provoca cada año miles de cánceres de piel, sino de salir de casa a pasear.

Algo tan natural y sencillo no será posible en pocos años en calles sin árboles, sin árboles de sombra. Algo tan cotidiano como ir a pasear por el monte no será posible si no tenemos ejemplares autóctonos en ellos.

Habrá ciudadanos de primera y de segunda. Dichosos los que elijan alcaldes que planten árboles, podrán pasear por sus calles y salir a comprar, sentarse en un banco. Calamitoso futuro el de los que elijan alcaldes que los corten. Un mandato son cuatro años. Una sombra, varias generaciones.