Boiro: de doble moción de censura a gobierno tripartito, con permiso del BNG

Ramón Ares Noal
moncho ares RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

MARCOS CREO

PSOE, Ciudadanos y Boiro Novo ultiman un acuerdo para desbloquear el Concello

04 oct 2021 . Actualizado a las 21:18 h.

Los resultados electorales en Boiro dejaron un mensaje claro a los dirigentes políticos: señores, negocien para que Boiro no se quede estancado en minorías. Pero la negociación no fue más allá de lo que marcan las premisas partidistas, especialmente aquella que proclama «nunca favoreceremos un goberno de dereitas», dejando de lado esa otra que cada formación esgrime cuando le favorece: que gobierne la lista más votada.

Así las cosas, cuestión de aritmética: 5 ediles del PSOE, sumados a 2 del BNG, 1 de Boiro Novo y otro de ICB daban 9, o, lo que es lo mismo, mayoría absoluta frente a los 7 concejales del PP y 1 de Ciudadanos. Resultado: José Ramón Romero, alcalde de Boiro, que anunciaba ya el primer día su intención de que el PSOE (5 concejales) gestionara en minoría un ayuntamiento de cerca de 19.000 habitantes que venía de un espectacular desarrollo a todos los niveles. Ya entonces, muchos calificaron de temeridad la osadía de Martiño, esgrimiendo que el municipio tiene entidad como para contar con un gobierno estable y con dedicaciones suficientes para no ralentizar o bloquear su crecimiento.

La tranquilidad política y social de los dos primeros años, abundantes obras menores, unos retoques estéticos, escuchar y atender las peticiones de los vecinos, por muy insignificantes que parecieran, fueron suficiente para realizar el primer tramo de la travesía sin sobresaltos, tanto que el gobierno minoritarísimo estaba convencido de que se plantaría en el 2023 cumpliendo el objetivo que se había marcado: gestionar cuatro años con cinco concejales, y solo dos, incluido el propio alcalde, con dedicación exclusiva.

Peaje insuperable

Pero resulta que entre el covid y otras dificultades, articular unos presupuestos indispensables se convirtió en un peaje insuperable para abordar los dos años finales del mandato y fue entonces cuando Martiño se dio cuenta de que necesitaba otra mayoría para aprobar unas cuentas. Se encontró con que aquellos que le habían apoyado en la investidura habían sido incluso más oposición que el propio PP y no estaban por la labor de volver a darle aliento para llegar al 2023, menos aún teniendo en cuenta lo poco o nada que había contado con ellos hasta ese ecuador de la gestión.

En las filas del centro derecha se percibió un cierto olor a sangre que llegaba desde la izquierda: procedía del propio gobierno y de su socio minoritario, ICB, cuyo líder, Manuel Velo, decidió buscar en sus otrora antagonistas aquello que no le había dado Martiño, y se prestó a hablar de moción de censura con los populares, en la que entraba también el edil de Ciudadanos, Carlos Rodríguez, que puso como condición una lluvia de inversiones de la Xunta en Boiro, residencia de la tercera edad incluida. La suma daba la mayoría absoluta: 7 ediles del PP, 1 de ICB y otro de Ciudadanos; la aritmética inversa al pleno constituyente, con un «regalo» a mayores, la marcha de Velo.

Un pero insalvable

Claro que la suma tenía un pero que, inicialmente, se consideró salvable: que el liderazgo de la moción de censura no recaía en el mismo de la lista del Partido Popular, Juan José Dieste, sino en el número dos, Fernando García, quien, con la aquiescencia de la cúpula del partido, puso en marcha una maniobra en la que él iba a ser el alcalde... hasta que Dieste descubrió una operación que él mismo consideró como una doble moción de censura contra José Ramón Romero y él mismo, a lo que se opuso radicalmente, al menos mientras no fuese él el candidato a ocupar la alcaldía. Dieste era precisamente la línea roja que habían marcado ICB y Ciudadanos, aunque Rodríguez llegó a levantar el veto al ex alcalde para que fraguaran las inversiones comprometidas por el PP en caso de recuperar la alcaldía.

La maniobra provocó tal división en el PP que la mayoría censora se resquebrajó al desengancharse Ciudadanos, harto de esperar a que los populares resolvieran sus cuitas. Y no solo se liberó de compromisos con los conservadores, sino que, con el mismo argumento de «lo mejor para Boiro», se propuso alcanzar un acuerdo de gobierno con la izquierda para evitar un bloqueo en la gestión municipal que ya preocupaba a empresarios, comerciantes y entidades que veían como se retrasaban trámites y cobros indispensables.

Probablemente el acuerdo se haga público la semana que entra. Del mismo saldrá un tripartito formado por el PSOE, Boiro Novo y Ciudadanos, que efectivamente solo suman 7 concejales, pero tienen el compromiso de un BNG que aplica la premisa de los primeros tiempos del mandato: favorecer un gobierno de izquierdas, pero sin formar parte de él. Que no entre el Bloque incluso facilita a Carlos Rodríguez firmar el acuerdo, porque se evita la línea roja del partido naranja a nivel estatal: prohibido pactar con los nacionalistas.

LOS PILARES DEL FUTURO EJECUTIVO

José Ramón Romero (PSOE): Reconocido el error de gobernar en minoría, está a punto de juntar una mayoría que lo lleve en la alcaldía hasta el 2023

Carlos Rodríguez Muñiz (Ciudadanos): Mantiene que no se puede permitir el bloqueo de Boiro y está dispuesto a evitarlo con unos o con otros

Dores Torrado (Boiro Novo): Ya tiene experiencia de gobierno y sabe que entrar en este es un plus para llegar a las próximas elecciones con posibilidades