Sadolf Cohén, el hombre de los mil empleos: «He vendido prendas de vestir, he tenido una discoteca y hasta fui militar»

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

BARBANZA

El vendedor en la puerta de su negocio en Ribeira.
El vendedor en la puerta de su negocio en Ribeira. MARCOS CREO

En el currículo del venezolano figuran numerosos y variopintos empleos y hace un año que abrió su tienda de telefonía en Ribeira

28 abr 2024 . Actualizado a las 19:52 h.

En ocasiones la vida parece una especie de tornado que no deja de dar vueltas. Un día una persona puede aparecer aquí, otro en un lugar lejano... nunca se sabe lo que depara el futuro para cada uno. Si no que se lo digan a Sadolf Cohén, un venezolano afincado en Ribeira cuya vida colmada de anécdotas daría para escribir quizás no uno sino varios libros. El latinoamericano nació en Barquisimeto, ciudad capital del estado de Lara, Venezuela.

Allí se crio como cualquier otro niño, aunque ya de aquella empezaron a manifestarse ciertos rasgos de su personalidad, como su curiosidad. Le intrigaba saber qué se siente al realizar las diferentes actividades, estar a un lado y otro de un mostrador, conocer como funcionan los aparatos electrónicos... Ese ha sido su gran fuerte a lo largo de su vida laboral, que comenzó cuando era apenas un chavalito.

Su primer gran empleo serio no fue tanto un trabajo sino una llamada del deber, pues sirvió en el ejército de su país cuando tan solo tenía 17 años. Cuenta que estuvo un tiempo en el cuarto piso del edificio de la comandancia, y que estaba a punto de ser condecorado por sus labores cuando una apendicitis le obligó a poner su salud por delante de todo y buscar una salida profesional diferente.

MARCOS CREO

La mejor vía de escape que encontró en aquel momento fue ponerse a vender muebles en la empresa de sus tíos, donde se dio cuenta de que aquel trabajo no le convencía a pesar de sus dotes de comerciante: «Me encontraba bien allí pero sentí que era muy joven como para acomodarme en un puesto fijo». Lo de él ha sido siempre experimentar, por eso quiso hacer la carrera de administración y dirección de empresas.

Esto le ayudó a emprender varios negocios, entre los que figuran la compraventa de prendas de vestir y accesorios y la puesta en marcha de una discoteca. Si bien podría parecer el sueño de cualquier joven que busca llevar un jornal a casa mientras se lo pasa en grande, abrir Gurú VIP fue una de las decisiones más arriesgadas que ha tomado en su vida. Aquello le gustaba y se le daba bien, pero admite que el ritmo era agotador: «Llegó un punto en el que me quebré».

Señala que en aquellos años la economía venezolana se estaba yendo cada vez más a pique y que esa fue una de las razones por las que tuvo que reinventarse como profesional. «He vendido prendas de vestir, he tenido una discoteca y hasta fui militar, no todo el mundo puede decir eso», manifiesta en tono jocoso. Su historia dio otro giro de 180 grados cuando decidió mudarse a España con su pareja allá por el año 2016. «En mi país tenía una tienda de electrónica, pero de aquella había bandas organizadas de criminales que te extorsionaban amenazándote, fue la gota que colmó el vaso».

Nuevos comienzos

Madrid fue la ciudad escogida por el par de enamorados, que buscaron empleo de lo que pudieron. A Sadolf le tocó convertirse primero en camarero y después en repartidor: «Al final acabé comprando varias motos y rentándolas a otros trabajadores». Tras un año de aventuras por Barcelona, la pareja volvió de nuevo a Madrid, donde esta vez escogió ser conductor de coches para una empresa internacional.

Al latino siempre le ha gustado vivir la vida a tope, sin miedo a lo que pueda pasar, aunque admite que los horarios interminables y el estilo de vida de una ciudad tan grande como la capital española no acabó de convencerle. Por eso hace dos años que se mudó a Ribeira atraído por los buenos comentarios que otros compatriotas le habían hecho llegar: «Aquí la vida es diferente, mucho más tranquila, ya no tengo ansiedad, la gente me ha recibido muy bien».

Tan a gusto está que hace un año abrió Riparia Cellphone, una tienda de reparación de teléfonos que ha ido creciendo poco a poco hasta convertirse en su gran ilusión profesional: «Me he hecho con una buena cartera de clientes y quiero ampliar el taller».