Carlos Seoane: «En los espacios naturales es mejor intervenir lo mínimo para no estropearlos»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CESAR QUIAN

Dos de sus proyectos realizados en Ribeira están entre los finalistas en la última edición de la Bienal Española de Arquitectura

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Descubrió Barbanza durante su época de estudiante de Arquitectura, cuando aprovechaba las vacaciones para hacer incursiones en la comarca. «Íbamos todos los veranos desde Fisterra a Ribeira haciendo autostop. Acabábamos en Corrubedo, coincidiendo con las fiestas, y siempre me pareció un sitio muy mágico, con aquellas carreras de caballos en las dunas y los fuegos artificiales sobre el agua», confiesa Carlos Seoane (A Coruña, 1962), que desde entonces siguió manteniendo el vínculo con la zona, pero ya a nivel profesional. Esta relación le ha permitido realizar importantes proyectos que han sido distinguidos con varios reconocimientos. Los dos últimos -el lavadero de Artes y el Banco do Piñeiro en el mirador de Pedra da Ra- son finalistas este año en la Bienal Española de Arquitectura.

-¿Cuándo surgió su primera relación profesional con Barbanza?

-Cuando David Chipperfield empezó a hacer su primera casa y yo, junto con Carlos Muñoz, nos encargamos de la dirección de obra. Fue sobre 1999 cuando comenzó mi relación profesional con Barbanza, y curiosamente empezó en Corrubedo.

-Luego llegarían más encargos.

-Sí, el primero fue el centro social de Oleiros, un reto complejo y tuvimos suerte con el constructor y con el cliente. Quedó todo el mundo contento y luego surgió lo del mirador de Pedra da Ra, el centro social de Noia, más tarde el lavadero de Artes y ahora el Banco do Piñeiro.

-¿Qué tiene de especial este último proyecto en Pedra da Ra?

-Yo lo llamo el Banco do Piñeiro porque es un pino solitario que hay muy cerca del mirador, en medio de una ladera y un poco inclinado. El nuevo proyecto tiene que dar accesibilidad al mirador a las personas con problemas de movilidad, y por otro lado extender los caminos, que Pedra da Ra no sea solo un mirador, sino que se convierta en un lugar para caminar, subir al castro, bajar al piñeiro, empezar a establecer rutas de senderismo que tienen mucha vinculación con el hecho de mirar y de ser parte de la naturaleza. Estamos a dos kilómetros del mar y a mí siempre me sorprende que desde allí se escuchan las olas.

-¿Le gusta trabajar más en este tipo de espacios que en construcciones puras y duras?

-Yo creo que a cualquiera le gusta trabajar en estos sitios, aunque hay que tener mucho cuidado y en los espacios naturales, lo mejor es intervenir lo mínimo para no estropearlos. Es muy especial trabajar en sitios con tanta riqueza como Pedra da Ra y también con buenos artesanos, ferreiros, canteiros, carpinteros... porque Barbanza es una zona en la que se mantienen bien los oficios tradicionales, quizás por la cultura de la piedra y de las construcciones navales que ha habido. Hay un cariño especial a la artesanía y todavía hay muchos profesionales en activo. Las obras son proyectos para trabajar y colaborar con esta gente, y uno siempre aprende mucho de ellos.

-Los últimos proyectos realizados en Barbanza han tenido el reconocimiento de los expertos en arquitectura con numerosos premios y nominaciones. ¿Se lo esperaba?

-Es imposible preverlo. Hay una parte de suerte o de lotería. Tienes que hacer proyectos que queden bien y a ti te gusten, pero también le tienen que agradar a un grupo de gente, porque el jurado suelen ser entre seis u ocho personas, y hay seis u ocho opiniones distintas. Influyen muchos factores, que les guste a ellos, que las otras propuestas que se presenten sean distintas o no caigan tan bien. El premio FAD, en el que está también está seleccionado el Banco do Piñeiro, es un galardón singular porque es el único en España en el que el jurado va a ver las obras finalistas. En el resto de convocatorias se miran fotografías o paneles, pero aquí son seis especialistas que viajan por todo el país y por Portugal para conocer las obras seleccionadas para la final e ir escogiendo. Es un orgullo que te reconozcan, sobre todo siendo una obra de dimensión menor.

«El covid ha permitido que la gente se dé cuenta de que hay que aprovechar los lugares al aire libre»

Como la mayoría de los creadores y diseñadores, Carlos Seoane siempre realiza un proyecto pensando que es para él, «luego que guste o que no guste depende de muchos factores».

-De su extensa carrera profesional, ¿de que trabamo se siente más orgulloso?

-No tengo ninguno preferido. Son todos distintos y a todos les tienes apego, son un poco como los hijos: cada uno tiene su peculiaridad, sus problemas y sus cualidades, pero le tienes a todos mucho cariño. Quizás este tipo de proyecto en espacio público al final son los más gratos y los que tienen más repercusión. Cuando haces una casa o un centro social tienen un impacto limitado en la familia y en los vecinos, pero estas actuaciones al aire libre las ve mucha gente, y si le gusta te lo dice. Es muy gratificante, aunque también es cierto que, como no agraden, tienes que aguantar muchas críticas y quejas.

-¿Ha tenido que soportar muchas críticas?

-Aunque no lo parezca, con el proyecto del mirador de Pedra da Ra tuve muchas. Anteriormente había unas escaleras, y en la fase en la que se derribaron y aún no estaba la actuación acabada, hubo críticas de gente que no entendía por qué las habíamos demolido. Hay personas que guardan imágenes de su memoria infantil, y cambiar un espacio supone perturbar sus recuerdos. Es algo delicado, tú lo quieres hacer lo mejor posible. Al final todo acabó bien y, viendo el resultado, nunca hubo más quejas.

-¿Qué tipo de proyectos tiene entre manos?

-Tengo varios proyectos en la zona de Barbanza, pero aún no los puedo desvelar. Ahora mismo hay mucha intervención para mejorar los espacios públicos por muchos motivos: el covid ha permitido que la gente se dé cuenta de que hay que aprovechar los lugares al aire libre; y, por el otro, por la crisis medioambiental, que ahora se toma más conciencia de la naturaleza y de lo no construido. Mi intención no es especializarme, pero en el estudio casi la mitad de los proyectos son en espacio publico.