Arrancó este extraño 2021, en el que seguimos arrastrando los virus del pasado, con un nuevo mapa de transporte público en Galicia que, de no ser por la atención que capitaliza el covid, habría tenido mayor protagonismo. Mejorar la movilidad colectiva en la comunidad autónoma figuraba en la lista de deberes pendientes de las Administraciones, ahora está por ver que la elegida sea la fórmula definitiva.
En lo que concierne a la comarca, la nueva planificación continúa sin dar respuesta a las malas conexiones con ese despropósito de estación ferroviaria de A Escravitude, inútil para los de Padrón y para los de Barbanza. Hay también quejas de usuarios sobre las dificultades para conocer rutas y accesos. Aunque es cierto que una página web permite comprobar itinerarios y horarios, todavía hay muchos que no se manejan por Internet. Los clásicos mapas de rutas en las paradas de autobús es algo que lleva ya años inventado.
Resulta curioso que el nuevo modelo comience a funcionar a medias. Es decir, que, por ejemplo, los vecinos de Barbanza todavía tendrán que esperar para poder beneficiarse de ventajas del transporte metropolitano, como la gratuidad de los viajes para menores de 21 años. Es cierto que con todos los concellos cerrados pocas son las opciones para moverse, pero una vez puesto en marcha el servicio lo deseable hubiera sido que fuera al completo.
Fomentar el uso del transporte público en una comunidad acostumbrada a moverse en coche particular, precisamente por las históricas carencias en el servicio colectivo, requerirá de ventajas visibles y de mucha promoción.