Un poco de sensatez

Carmen Fernández EN CASCADA

BARBANZA

04 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado casi diez meses desde el inicio de la pandemia. Aquel 14 de marzo en el que se decretó el estado de alarma. El confinamiento parece muy lejano, y es así. El tiempo pasó, pero hay gente que no cambió ni asumió la realidad. Pocos tienen la suerte de no haber vivido de cerca el virus: ni familiares o conocidos contagiados, allegados fallecidos con covid o personal sanitario que está en primera línea plantándole cara.

El eco de los aplausos que salíamos a dar en el confinamiento dejó de sonar hace meses y con él se fue la coherencia y la responsabilidad individual. Es duro ver cómo un familiar se va sin poder despedirse porque tiene que estar aislado. O como una amiga se pasa las noches en el hospital atendiendo a personas con coronavirus, poniendo en riesgo su salud y su estabilidad emocional, mientras otros optan por saltarse las medidas alegremente.

«Saldremos de esta, y saldremos mejores y más unidos». Las redes sociales se llenaron de mensajes como este que en muchos casos se quedaron en expectativa, porque por el camino se perdió la sensatez: vale más el disfrute personal que la salud de quienes te rodean. Las viviendas particulares se convirtieron en los nuevos puntos de reunión y como se está en casa se entra en una realidad paralela en la que no hay covid y se baja la guardia. Y también las mascarillas.

Barbanza se convirtió en las últimas semanas en una comarca casi dominada por el virus. Al final la premisa más básica será la que determine el cambio: más responsabilidad, menos exposición y cumplimiento de las normas.