Insignificantes

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

08 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Siguiendo con el intento de timo de la compañía eléctrica que les describía la semana pasada, una reflexiona sobre el desamparo y la nula capacidad que en la práctica tenemos de protegernos ante los abusos de las grandes empresas. El ciudadano solo tiene el mínimo recurso de acudir a Consumo, que ni es ágil ni es sencillo.

Empresas que se pasan por el arco del triunfo normas, sentencias y jurisprudencia. Que interpretan todo a su antojo y después ya le reclamarán, con lo cual tiene asegurado hacer caja con un buen porcentaje de lo que han sustraído con nocturnidad y alevosía de nuestras cuentas. O el peregrinaje de intentar obtener una dirección de correo física o electrónica, que a menudo esconden. Si optas por el teléfono, se masca la tragedia.

Estas empresas han conseguido que los gobernantes de turno les permitan tener teléfonos de atención al cliente con tarificación adicional, es decir, ¡cuanto más les reclamas más caja hacen! Alargan las llamadas con peroratas de premio a la imbecilidad o te colocan en un laberinto de preguntas grabadas y automatismo. Cuando se trata de números gratuitos, o sin tarificación adicional, la odisea consiste en que te cojan el teléfono. Y si lo hacen, que no se corte la llamada en los interminables pases, donde tendrás que contar una docena de veces tu reclamación.

Otro ejemplo que esta crisis pone de relieve es conseguir la devolución del importe de billetes de avión. Incumplen sistemáticamente con lo del bono canjeable y ocultan su obligación de devolver el importe, que en el mejor de los casos puede tardar varios meses. ¡Piratería en estado puro!