Los montes empiezan otro otoño en riesgo máximo de incendios

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. ALVITE RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

DANI GESTOSO

El llamado factor 30 eleva las posibilidades de que se produzca fuego a un 87 %

25 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Como viene siendo costumbre en los últimos años, el otoño amenaza con ser bastante más peligroso para los montes barbanzanos de lo que lo fue el verano. Por lo de pronto, la nueva estación ya arrancó con todo el territorio de la comarca en riesgo extremo de incendio forestal.

El regreso de las altas temperaturas y, sobre todo, de las rachas de viento, ha disparado hasta su nivel más elevado el índice de riesgo diario de incendio forestal (IRDI). Esto significa que en prácticamente cualquier punto de Barbanza, Muros y Noia existe más de un 80% de posibilidades de que se produzca un fuego incontrolado. Las predicciones para lo que queda de semana apuntan en esa misma dirección con termómetros que oscilarán entre los 25 y los 30 grados y con picos de viento que pueden superar ampliamente los 20 kilómetros por hora.

Estos aspectos son, junto con el de la humedad del ambiente las variables meteorológicas que más preocupan a los equipos de prevención y extinición, tal y como confirma uno de los agentes ambientales destinados en la zona. «É o chamado factor 30 con temperaturas de máis de 30 graos, velocidades do vento superiores aos 30 kilómetros por hora e cunhas porcentaxes de humidade inferiores ao 30%. Esas son as peores condicións posibles á hora de evitar un incendio», reconoce este profesional que confirma que las campañas de incendio, debido a los cambios que está experimentando la climatología, cada vez se retrasan más, no obstante confirma: «Este é a primeira vez que o dispositivo se mantén ata mediados do mes de outubro debido, sobre todo, a que os incendios nos últimos anos producíronse durante estas datas».

Además de las condiciones atmosféricas, los expertos también explican el aumento de incendios durante la primera parte del otoño en el estado de la biomasa forestal que, tras el calor del verano y la humedad, presenta un estado de crecimiento óptimo para la expansión del fuego. «Os roces fixéronse a principios do verán e moitos montes xa teñen falta de volver a cortar. O vento do norte e o calor están secando todo e algunha zona parece unha auténtica mecha», apunta el miembro de una de las brigadas contraincendios desplegadas en la comarca.

Vigilancia especial

Aunque todo el territorio barbanzano está clasificado como zona de alto riesgo, el Plan de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais de Galicia (Pladiga) de este año pone el foco de forma especial en seis zonas de la comarca que destacaron por su alta actividad incendiaria durante los últimos años. Se trata de las parroquias ribeirenses de Palmeira, Ribeira y Carreira; de la de Tállara, en Lousame, y de Ribasieira en Porto do Son donde se registraron un total de 162 incendios durante los últimos cinco años y donde la superficie calcinada desde 2008 sobrepasó las 2.200 hectáreas.

En este sentido, además de las patrullas de vigilancia y las cámaras térmicas -la Xunta no ha querido publicar su ubicación exacta- que controlan buena parte del territorio barbanzano, el Pladiga también recoge la existencias de dos torretas de control fijas situadas en las proximidades de estas zonas caliente. Una de ellas está instalada en el lugar de San Amedio, en la parroquia de ribeirense de Oleiros y otra en Aldarís, en San Martiño de Fruíme, en Lousame.