Cuando el escudo va en el corazón

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Outeiral, Dieste y Carreño antepusieron la supervivencia del Boiro cuando estuvo a punto de desaparecer

04 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el Boiro languidecía, cuando parecía que el fútbol decía su últimos adiós a Barraña, tres personas aportaron su grano de arena para intentar rescatar al club de su niñez. Fueron Borja Outeiral, Miguel Dieste y Elier Carreño. Jugadores del primer equipo el pasado curso, los dos primeros retiraron las denuncias por impago que ahogaban a la entidad. El tercero no llegó a reclamar ni un solo céntimo.

El sonense es el primero que habla para explicar la decisión que tomó en un mes frenético. «O Boiro foi o club que me permitiu chegar ata aquí, onde me deron a oportunidade de xogar a este nivel». Carreño confiesa que económicamente no estaba apretado, y que el corazón se impuso en todo momento: «Levo aquí dende o segundo ano de cadetes, agora o que quero é asentarme na titularidade, coller experiencia e aprender o máximo posible. Son mozo na categoría».

El suyo es un ejemplo que demuestra el cariño a un escudo. Cuando el Boiro estaba a punto de desaparecer estuvo a nada de fichar en el Céltiga. Llegó a reunirse con los directivos arousanos y a posar con su camiseta, aunque dio marcha atrás cuando recibió la llamada de Changui: «En canto rexurdiu a opción do Boiro non o dubidei. O corazón chamoume, esta é unha segunda familia para min».

Veterano de guerra

Borja Outeiral será uno de los padres del vestuario de Barraña. Al igual que Elier, en cuanto vio un rayo de luz en Barraña tomó la decisión de sacar su denuncia, a pesar de que sabía que podía perderlo todo si el club desaparecía. «Cuando terminamos la temporada no teníamos información de nada. Estábamos hablando con la AFE y agotamos el plazo para reclamar el dinero. Todos lo hicimos por seguridad».

El mítico jugador blanco destaca que cuando la nueva directiva se puso en contacto con él, tomó la decisión de echar todo hacia atrás: «Por mí no iba a desaparecer el equipo, quería seguir jugando aquí. El Boiro es un grupo que tiene una de las mejores aficiones de Tercera».

Outeiral rompe una lanza por su ex compañeros: «Respeto la decisión que tomaron porque pedían lo que se les había prometido. Si yo estuviera en un equipo de Lugo o A Coruña, quizás habría hecho lo mismo». El boirense, que perdonó un mes de los que le adeudaban, sabe que esta será una temporada complicada: «De los años que llevo en Tercera es uno de los más competitivos. Además del Racing de Ferrol, habrá nueve equipos peleando por entrar en la fase de ascenso. La afición tiene que saber que es un año de transición».

Destaca que están delante de «un proyecto increíble, que apuesta por la gente de casa». Outeiral, quien tuvo que abandonar Barraña antes de hacerse un hueco en el primer equipo, confiesa que algunos de los jóvenes deben «comprender la oportunidad que se ha abierto ante ellos para demostrar su talento».

Miguel Dieste es uno de los que buscan un puesto. El decidió retirar la denuncia para intentar evitar la desaparición de club de su niñez. Ahora pelea con Rodri y Mario para ganarse a pulso los minutos sobre el césped: «A competencia obrígache a ser mellor. Teño que traballar, como xa fixen o ano pasado, e estar preparado cando me toque xogar». Sin duda, los tres llevan el escudo tatuado en el pecho.