No estamos peor que antes

Dolores Crujeiras

BARBANZA

26 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Últimamente, cada vez son más las voces que dicen que hemos dado pasos hacia atrás en materia de igualdad, pero yo tengo otra lectura más optimista, y es que nuestra visión de la realidad utiliza unas gafas distintas. Cada vez tenemos la vista mejor graduada para ver lo que realmente tenemos delante y hasta no hace mucho no teníamos ni siquiera gafas, el problema no se veía, existía, pero ni siquiera se cuestionaba. Lavar los trapos sucios dentro de casa, era lo normal, lo prudente, y si alguien se ofrecía a ayudar, era una persona cotilla o entrometida. Las posiciones o los roles de hombres y mujeres perfectamente diferenciados era algo asumido y transmitido de generación en generación, hasta incluso cuando la mujer se incorpora al trabajo y asume y opta a profesiones relacionadas con el mundo de lo femenino. Claro que poco a poco empezamos a reivindicar que nos dejen optar a cualquier profesión y cada vez la sociedad se ha familiarizado más con profesiones en las que hasta no hace mucho la mujer era invisible y su presencia rechinaba.

Y el amor, ¡ay el amor romántico, cuánto daño nos ha hecho!, el que nos mostraban desde nuestros primeros años con un envoltorio glamuroso y precioso, venido de Hollywood, con Disney a la cabeza, ¡qué niña no iba a querer ser esa princesa guapa a la que le solucionan la vida y que consigue al príncipe azul perfecto! (por supuesto azul, porque el rosa era para las niñas y princesas). Luego resultó que el azul desteñía y no era tan perfecto, porque nada es perfecto, y porque lo que nos vendían nos hacía dependientes, sumisas, sin capacidad de elección, ya que teníamos que esperar a ser la elegida y la que no lo fuera ya no era tan mujer, no era lo que se esperaba de ella, se convertía en una solterona amargada, porque así las llamaban, y claro, nadie quiere que la repudien, así que lo mejor era seguir la senda que nos habían marcado.

Y esto no solo afecta a las mujeres, porque ¡anda que no habrá hombres hastiados de tener que hacer de caballeros andantes salvadores! Cuántos hay que quieren mostrar su sensibilidad sin que por eso les hagan sentirse menos hombres, cuántos hay que no quieren una media naranja sino una entera, con la que compartir y no dirigir. Hoy esto es lo que muchas personas entienden debe ser lo normal y se escandalizan cuando son testigos de jóvenes que siguen buscando la media naranja, pero ayer era lo normal y no solo no era escandaloso, sino que era aplaudido porque era lo que tocaba. Así pues, no estamos peor, porque cada vez hay más personas a las que su conciencia les grita que hay que combatir esas situaciones injustas. Eso no supone conformarse ni muchísimo menos, pero tampoco creer que estamos peor.