El recinto ribeirense muestra dos caras: la de un parque infantil impoluto y la de una pista de fútbol a la que el tiempo pasa factura
02 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Uno de los grandes problemas a los que deben hacer frente los ejecutivos municipales es la ingente tarea de gestionar el mantenimiento y la puesta a punto de las numerosas zonas recreativas y deportivas con las que cuentan a lo largo de su territorio. Y cuanto más alejadas se encuentren del casco urbano, más atractivas les parecen a los vándalos. En ese sentido, el área de ocio ribeirense de Deán Grande -conocida popularmente como el parque de A Canteira- se ha librado en gran medida de esa lacra, con la excepción de unas cuantas pintadas que amenazan con hacerse históricas en el barrio.
No obstante, la ausencia de vandalismo no ha impedido que el tiempo haya ido llevando a cabo su inexorable trabajo dejando a este entorno con dos caras. Por una parte, la de un parque infantil compuesto por un castillo de juegos, un par de columpios y dos merenderos que se encuentran en perfectas condiciones; y por la otra, la de una pista multideportiva, con un par de porterías y dos canastas, que necesitan seriamente una renovación.
A grandes rasgos, el deterioro se focaliza en la propia verja del recinto de la cancha, ya que está repleta de boquetes, remiendos a lo largo de todo el perímetro. A esta situación se suma la de tramos oxidados, cuestión que también se reproduce en el metal de las porterías y de los aros de baloncesto. Además, la madera de sus tableros está desvencijada y presenta partes astilladas en las esquinas.
Puesta a punto
El contraste es aún mayor si se compara el desgastado cemento de la pista de fútbol con el pavimento plástico protector de la zona infantil, en buenas condiciones, a pesar de tratarse este de un espacio concurrido. No obstante, sí pueden apreciarse algunos vestigios de los soportes donde se ubicaban antiguas estructuras de juego que fueron retiradas, y que podrían suponer un peligro para los pequeños por el riesgo de tropezar. En relación con el mobiliario urbano, las papeleras están totalmente nuevas, a pesar de que no haya más de una par de unidades.
Además de varias plazas de aparcamiento, otro de los grandes atractivos de los que dispone este paraje es una zona verde, coronada por una antigua fuente, que rodea todo el lugar y que en los últimos días ha sido acondicionada y recuperada.
Las tareas llevadas a cabo han consistido en el desbroce de la maleza y en la limpieza de un regato, que incluso cuenta con un pequeño puente de estilo japonés. Aunque en el momento de realizar este chequeo la fuente no tenía agua, el riachuelo sí fluía. Por otra parte, también fueron retirados algunos desperdicios que estaban ocultos entre las altas hierbas, así como bajo el puente.