La zurda que ejerce de faro en Barraña

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Pilar fundamental en el once, aporta la pausa y el talento que funciona de ancla y columna vertebral sobre el césped

17 nov 2016 . Actualizado a las 13:18 h.

La calma para derrumbar rivales con un movimiento de cadera, el talento para encontrar huecos donde la mayoría solo pueden ver una maraña de piernas, la sangre fría para esperar el momento en el que asestar el golpe de gracia. Borja Yebra (Chantada, 1983) se ha convertido en solo 14 partidos en el faro que ilumina al Boiro en su primer año en la categoría de bronce. El centrocampista, uno de los futbolistas más utilizados por Fredi Álvarez, es una de sus máximas garantías, la extensión del cuerpo técnico en los estadios españoles.

«Fue uno de los primeros futbolistas que quisimos fichar. Se lo comenté a Sito y a David, les dije que teníamos que intentar ir a por él. Conocíamos su calidad, su potencial y su experiencia en la categoría. Éramos conscientes de que sería difícil que recalase aquí, aunque tuvimos suerte de conseguirlo», asegura Fredi Álvarez, rendido al futbolista que deslumbró durante años en el último gran CD Ourense.

El fichaje salió perfecto y el Boiro se hizo con un futbolista que deja destellos en cada partido. Su adaptación al equipo fue instantánea, su calidad se reveló clave desde el primer día. La grada, rendida a sus pies, reconoce el talento que atesora en una zurda que parece que envuelve el balón en un hechizo.

«Polo seu traballo é unha persoa importante para o club, ten experiencia máis que sobrada na categoría. A parte do tema deportivo é unha persoa espectacular. Non se esconde, lidera e se ten que levar os galóns non lle treman as mans», asegura el director deportivo del Boiro, Sito Pérez, que reconoce que la implicación de Yebra con el proyecto es máxima: «Cando nos reunimos por primeira vez xa vimos que tiña a cabeza asentada. É un veterano que traballa como se fose un novato. Está cumprindo ao 100% co que lle pedimos, que era que nos axudase a asentar ao equipo na categoría».

Un referente

El chantadino se ha convertido por méritos propios en referente y ejemplo dentro del vestuario. «Sus compañeros se dieron de cuenta al momento del tamaño del jugador que tenían delante. Además de capacidad técnica y táctica, es un ejemplo dentro y fuera del campo. Por su comportamiento se ha convertido en una persona muy querida dentro de la plantilla», apunta el propio Fredi Álvarez, que confiesa: «Todos los jugadores son importantes y lo saben, pero hay algunos que son vitales para el engranaje del equipo y para nosotros Borja Yebra es uno de ellos».

Con pasado en el Universidad de Las Palmas, Ciudad de Murcia, Guadalajara y Marbella, el futbolista optó por regresar a su tierra «para estar más cerca de la familia. Creo que fue una buena decisión, acertada. Estoy contento, es un gran grupo, a los nuevos no has recibido muy bien y hemos hecho buenas migas».

Señalado como referente dentro de la plantilla, el chantadino asegura que el equipo está encontrado el camino: «Hemos realizado buenos partidos aunque se nos escaparon varios puntos, creo que hemos entrado en una buena dinámica, a pesar de la derrota ante el Racing de Santander. Tenemos que recuperar el camino de la victoria».

Después de más de una década a este nivel, reconoce que «por edad se va acercando el final, pero estoy con ilusión y ganas. De momento las lesiones me siguen respetando, nunca he tenido una grave y toco madera para seguir así, quiero aprovechar esta oportunidad». A sus 33 años, confiesa que el tiempo ha modificado su manera de ver la vida y el fútbol: «Hay cosas que antes me parecían importantes y que ahora siento que no lo son. Intento gozar cada día y de cada partido. Son los mejores momentos para disfrutar de este deporte».

Como meta para esta temporada se marca asentar al Boiro en Segunda B: «La gente está muy implicada, me sorprendió la afición, siempre ha apoyado al equipo». A nivel personal, el objetivo continúa siendo el mismo que el primer día que se enfundó unas botas, saltar al césped para seguir hechizando el balón cada vez que pase por sus pies.