Los grandes edificios constituyen el paisaje de la capital del concello que más ha crecido en los últimos años El concello de la comarca que más ha crecido durante los últimos años es Boiro. Allí es donde las empresas constructoras hacen su agosto. A pesar de su crecimiento, el concello todavía no ha alcanzado al más poblado, Ribeira, aunque se le está acercando muy aprisa. Además, cumple con todas las características de la costa arousana: sus núcleos de población han aumentado tanto de tamaño que han terminado por fusionarse. Ya no se sabe dónde termina Boiro y donde comienza la parroquia de Escarabote. Se vaya hacia donde se vaya, una sucesión de casas jalona las carreteras, sobre todo la comarcal 550.
11 jun 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Si en las comarcas de Muros, Noia y Barbanza se puede encontrar un contraste, ése está entre los concellos más rurales y los más urbanos. Y entre estos últimos se encuentra, precisamente, Boiro. En la capital no se conservan demasiados vestigios del pasado, pues carece de casco histórico, aunque todavía se puede encontrar en medio de la localidad algún lavadero público. La casi-ciudad donde algunas calles no tienen nombre, sino número, ha ido comiéndole progresivamente espacio al campo. Y sigue haciéndolo. El núcleo principal boirense también sufrió la invasión de las antenas de telefonía móvil, pues cuenta con una en pleno centro y tres en un monte próximo. Al menos, nadie se quejará de falta de cobertura. Construcciones turísticas La zona rural costera destaca por el abandono de algunas zonas. Pero, al lado de las casas despobladas, han proliferado las construcciones de tipo turístico, como chalés situados a escasos milímetros de las playas, o viviendas en las que se hace un uso reiterado de materiales como la pizarra. También la industria relacionada con la pesca invadió literalmente la línea de costa, produciendo un cambio bastante ostensible en su imagen anterior. En muchos casos, a la hora de crear una nueva construcción, se ha preferido ir a lo práctico más que a lo hermoso. Por este motivo, es frecuente encontrarse con galpones antiestéticos, aunque más tarde hayan sido embellecidos convenientemente con carteles publicitarios y pintadas más o menos reivindicativas. También se encuentran abandonadas las chabolas de pescadores, donde antes guardaban sus utensilios y que ahora han pasado a ser las viviendas de los gatos callejeros. Ahora lo que prolifera cerca de las playas son los chiringuitos, que descansan casi todo el año y llegan a su apogeo en verano. Su aspecto no es de lo más agradable, aunque eso no les importa a sus usuarios, más preocupados por tomarse algo refrescante. En algunas playas incluso se pueden encontrar varios ejemplares. En el área interior del concello se produce un abandono de las casas, no compensado en este caso con la llegada de los chalés de los foráneos. Otros edificios se han quedado paralizados, a medio construir, como es el caso del polideportivo de Cabo de Cruz, que ya está lleno de pintadas.