Consternación en Carril por el fallecimiento de Rodrigo Rodríguez, de A Esmorga

No quedarán, a estas alturas, muchos vilagarcianos que en algún momento no hayan repostado en A Esmorga. El establecimiento, ubicado a los pies del paseo marítimo que une el centro de Vilagarcía con Carril, supo ganarse a pulso la categoría de clásico dentro de la siempre fértil restauración arousana. Fue Rodrigo Luis Rodríguez Méndez, conocido por todo el mundo como Rodri, quien puso en pie el negocio, mano a mano con su mujer, Montse Falcón. No es extraño que la noticia de su fallecimiento golpease con fuerza esta tarde al pueblo carrilexo, cuya hostelería está de luto.

El hostelero arousano padecía una enfermedad autoinmune que ya había forzado su hospitalización hace años. Rodri superó aquel primer susto y parecía recuperado, aunque la posibilidad de una recaída no podía descartarse. Desgraciadamente, a finales de julio comenzó a sentirse mal y tuvo que ser ingresado de nuevo. Tras un mes de incerteza, la balanza acabó inclinándose hacia el peor de los lados.

Miembro de una familia de Carril de las de toda la vida, vinculada al mar, Rodrigo tenía 55 años, dos hijos y un negocio próspero que, si las cuentas no fallan, pronto cumplirá treinta años en funcionamiento. Con el paso del tiempo, a la oferta de cafetería y restauración se sumó la de siete habitaciones cuidadosamente diseñadas, que ganaron para A Esmorga el título de La Posada del Mar. Abrigado del norte, con la arena y el agua a sus pies, es difícil imaginar un refugio mejor y un homenaje más cálido a su memoria.

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