Los códigos de la naturaleza en función creativa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Olalla Buceta se confiesa seducida por el arte fluido, en el que el propio material de la obra evoluciona mientras se asienta. Una de sus esculturas simbolizará en Vilagarcía la lucha social contra el narcotráfico

01 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay ocasiones y lugares en los que Vilagarcía de Arousa puede llegar a sorprender. El otoño en el estudio de Olalla Buceta López (Vilagarcía, 1976) es uno de ellos. Una calle anodina, en un ensanche sin mucho de particular, esconde una galería que se asoma sobre un jardín interior. Allí, en el patio de atrás, crece la vegetación, dominada por un castaño que va perdiendo sus hojas. La luz y la naturaleza penetran en este escenario de creación, proporcionándole a Olalla una ventana insospechada hacia el que es su principal tema de especulación artística: la naturaleza y sus elementos.

Licenciada en Bellas Artes por la facultad de Pontevedra, la creadora arousana compagina su faceta como profesora de arte en el colegio San Francisco con su personal trabajo de expresión plástica. La especialidad que abrazó en su etapa de formación fue la escultura: «Pero me considero una artista multidisciplinar —explica—; la escultura era, en realidad, la disciplina que menos nos restringía. Nos permitía hacer instalaciones y performances, por eso la elegí, no por limitarme a ella de ninguna forma, porque no tendría sentido. Lo que procuro es recurrir a la técnica o al material que considere más adecuados en función de lo que quiera hacer o decir».

Obras y objetos se suceden en un espacio por el que, bromea, «hay que moverse como un gato». Es muy probable que algunos de ellos, si no todos, acaben incorporándose a alguna pieza. Una serie, titulada Amares, integra conchas de mejillones y navajas, pizarra, mica y fragmentos del espejo retrovisor de un automóvil. Más allá de esta mirada indagadora, que puede extraer prácticamente de cualquier cosa un potencial expresivo, Olalla se confiesa seducida por el arte fluido. «Empecé a elaborar mis propias pinturas, con diferentes pigmentos y distintas densidades. Esto permite que las obras cambien a medida que la pintura se va asentando y secando. No sabía que esta forma de trabajar tenía un nombre, pouring, pero me parece muy interesante, consigues hacer verdaderas virguerías y pienso continuar por ahí; también con mucho collage».

Ese arte fluido, con su recurso a una pintura líquida, es una técnica que se brinda a la abstracción. Una tendencia que abraza la obra de Olalla, aunque nunca se desprenda de un cierto anclaje figurativo. «Creo que es una obra muy pegada a la realidad, en la que siempre hay un poso de figuración». La salvaje oleada de incendios que se desató en el verano de 2006 sobre los montes de Galicia dio lugar, por ejemplo, a una colección particularmente poderosa, Trópicos entrópicos. El Prestige y su manto negro afloraron en otra pieza con la que Olalla acudió a la bienal de Vilanova da Cerveira. La tragedia de las pateras acecha desde Otra mirada, la obra que está a punto de colgar en Caritarte, la exposición solidaria que cada Navidad se despliega en Arousa. El colectivo Galegos Koa Arte (Galeoska), del que forma parte, está a punto de desembarcar en Ribeira. Su trabajo puede apreciarse en la Rosa Negra, de Vigo, en El Peñón y en la rotulación del Gotham, en Vilagarcía, o en la galería Gálicca de Santiago, física y virtualmente.