La plaza de abastos de Vilagarcía seduce el paladar de los turistas

s. méndez, r.e. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Angelina y José buscan los jurelitos de Rianxo.
Angelina y José buscan los jurelitos de Rianxo. mónica ferreiros< / span>

La calidad de sus productos convierte al mercado en una visita obligatoria

26 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás no firme el diseño Gaudí, quizás no sea tan alto como la Torre Eiffel, pero si puede presumir de albergar a las grandes estrellas de la ría. El edificio de la plaza de Abastos de Vilagarcía cita a diario a los productos protagonistas del mar, una debilidad terrenal que cada verano hace repetir la visita de numerosos turistas.

Situado a orillas del río del O Con, el emblemático edificio recibe a en verano centenares de visitas. Sin marisco no hay paraíso. Uno, de los muchos posibles títulos que daría nombre a la serie de historias que cada día transcurren en el recinto. Pero si algo es relevante en agosto, en tal interesante saga, es la afluencia de turistas. A la voz de los pescaderos de «Lévese estos rapantes fresquiños» dan réplica el acento madrileño, el asturiano, e incluso el alicantino.

Variedad para todos los gustos

No hay producto estrella. «A los turistas le gusta todo, vienen aquí y quedan maravillados» sentencia Luis, uno de los pescaderos encargados de suministrar los frutos del mar. Algunos lo tienen claro. Angelina y José vienen a por jurelitos de Rianxo. Después de varios años veraneando en la comarca, ya pueden escoger no solo su producto favorito, si no también reconocen los mejores puestos en los que comprar.

En lo que todos concuerdan es en buscar la frescura. «Dónde mejor que venir a buscar pescado que a Vilagarcía, centro de la comarca» declara José Enrique, de procedencia asturiana, y que no ha dudado en hacer una parada en la localidad para acercarse al mercado. El fresco no agrada a todos, algunos de los benjamines de la casa se asustaban al observar que podían ser presos de las pinzas de las nécoras.

El precio también importa. «El pescado está en todos los sitios igual de caro, pero comer se come mejor aquí» señala Josefina, que después de décadas en las islas Canarias ha regresado a su tierra natal. Para el menú que prepara combina la paella con el bacalao, ?la alternativa de mar nunca falla?.

La variedad reina en el mercado. Y es que si algo caracteriza a la ría es la profusa productividad. Sin embargo, la falta de cartelería y señalización de los productos desorientaba a algunos de los foráneos en la compra.

Sin suvenir de recuerdo

Los productos del mar son difíciles de llevar en la maleta. Por eso, los moluscos tienen los días contados. De la plaza van directos a las cazuelas. Frito, estofado o cocido, la receta no importa, la materia prima es la que marca la calidad. En el recinto no solo los bivalvos o pescados conquistan los paladares. Los pimientos de padrón, la carne gallega, o el pan de millo son otros de los atractivos. El desfile de bolsas cargadas está garantizado. Ahora sí, de recuerdo para amigos y familiares la comida va a ser difícil de llevar.

Comprar con los cinco sentidos

Una buena elección de los productos esta garantizada con un uso audaz de los sentidos. Por ello, en plena plaza de Abastos está instalada desde hace semanas una consulta para la visión. Usuarios y vendedores pueden hacer una revisión primaria de la vista de forma gratuita. En menos de tres minutos el diagnostico esta asegurado. Esta primera campaña de revisión ocular es una iniciativa de Centroptica con la plaza de abastos y Agtamar. Por ahora, la afluencia media son de 15 personas diarias. Los interesados pueden acudir los martes y viernes de 10.00 a 14.00 horas.

«A la hora de comprar pescado o marisco miro la calidad y el precio, pero también la frescura» Angelina