Un bombero tras pasar la noche en el Obradoiro: «O peor non é o frío, o peor é que non nos escoitan»

Bea Costa
Bea Costa O GROVE

O GROVE

El grovense Alberto González «Pana», con el puño en alto junto a otros compañeros durante la protesta que desarrollan en la plaza del Obradoiro
El grovense Alberto González «Pana», con el puño en alto junto a otros compañeros durante la protesta que desarrollan en la plaza del Obradoiro CEDIDA

El grovense Alberto González lleva ya dos madrugadas durmiendo al raso y, si no hay acuerdo mañana con la administración, volverá a hacerlo el día de la lotería

25 dic 2023 . Actualizado a las 18:03 h.

Tras 21 años como bombero en el parque de Ribadumia, Alberto González está acostumbrando a lidiar con situaciones complicadas, con el fuego, en un accidente de tráfico o una inundación. Lo que no había tenido nunca que hacer es pasar la noche al raso a cero grados. Lo hizo el pasado viernes y repitió esta madrugada con motivo de la protesta que están desarrollando los bomberos gallegos para exigir mejores condiciones salariales y laborales. Vio amanecer a la intemperie porque el comité de huelga no consiguió autorización para colocar tiendas de campaña, de modo que toca abrigarse. Se las apañan con colchonetas, sacos de dormir, gorros, guantes y bebidas calientes, pero el frío de diciembre se cuela por todas las rendijas. Con todo, explica Alberto, eso no es lo peor. «O peor é que non nos escoitan», indica este grovense conocido en el pueblo como Pana, herencia de su trabajo anterior en la panadería familiar.

Se refiere a los políticos que gobiernan la Xunta y las diputaciones, que siguen sin atender sus demandas, se lamenta. Con el resto de la gente sí están encontrando mucha empatía. Hasta una alcaldesa del PP en Burgos que estaba de visita en Santiago les expresó su solidaridad. «Vese que hai simpatía polo corpo, a xente anímanos e firma, ata nos traen comida». Les arropan también los vigilantes de seguridad de los edificios institucionales de la plaza y la policía local dejándoles, por ejemplo, utilizar los aseos por la noche. La que no perdona es la máquina barredora que pasa a las cuatro de la mañana ni los grupos de amigos que en estas fechas trasnochan para celebrar las cenas de Navidad y se llevan la fiesta a la plaza. El ruido es un problema a la hora de conciliar el sueño pero, pese a todo, Alberto es de los que consigue echar una cabezada, y menos mal, porque el sábado, tras pasar toda la noche en el Obradoiro, reenganchó con la guardia de 24 horas que empezaba a las nueve en el parque de Ribadumia. Hoy tendrá tiempo para descansar en su casa, con su mujer y su hijo, que lo apoyan al cien por cien en una batalla que quizá le obligue a pasar la Nochebuena o la Navidad con vistas a la catedral.

El comité de huelga se sienta mañana con los representantes de la Administración para tratar de desbloquear unas negociaciones que están enquistadas y que llegan después de varios meses de reuniones en los despachos y protestas en la calle. Entre tanto, mantienen la convocatoria indefinida de la acampada en el Obradoiro para la que, como si se tratara de los cuadrantes en el trabajo, también hay que organizarse para que acuda, al menos, un trabajador de cada uno de los 24 parques comarcales que hay en Galicia.

El próximo turno de Alberto será el día 22, coincidiendo con el día de la lotería, aunque, a falta del Gordo, para él el mejor premio sería conseguir una mejora salarial y poder contar con el refuerzo de un compañero más a la hora de prestar servicio en el parque de Ribadumia. Los bomberos sostienen que los retenes de tres son insuficientes a la hora de atender una emergencia y están dispuestos a seguir pasando frío para que esta situación cambie.